sábado, 1 de diciembre de 2007

El complejo del perro de techo

Hay gente que ama a los animales, hay gente que los odia. Hay también otro tipo de gente que tiene una relación de amor/odio con ellos. Es así que vemos a esos perros que viven como casigados, amarrados en los tejados, condenados a asomarse desde allí como si fuesen peludas veletas. Y esos son perros furiosos que ladran a cualquiera que pase caminando y si es otro perro, peor aun.

Sí, ese perro es el héroe trágico que adorna esta larga lista de héroes trágicos que han venido a ser parte de las "patologías mentales" -aunque de suyo, el solo hecho de tener una mente ya sea patológico- recuerrentes en los tratados psicológicos. Complejo de Edipo, complejo de Electra, complejo de Antígona -ha de haberlo- y es que los locos y los acomplejados no nos creemos gente común y corriente, porque eso no es locura, sino una cojudez tremenda. De tal suerte que nosotros, como Alonso Quijano queremos ser alguien importante, un héroe trágico, un escritor, un conquistador, qué sé yo, Napoleón, Edipo o Vargas Llosa.


Pero bueno, volvamos al perro de nuestra historia. El perro de techo es -como decía- un perro hosco y hostil, un animal que cree que odia al mundo y que cree a su vez que el mundo lo odia a él y que por tanto se encierra en sí mismo.

El humano con complejo de perro de techo, es, una persona -hombre o mujer- que construye una fortaleza para aislarse del mundo y desde ella, bien parapetado, despotrica a los cuatro vientos que odia al mundo y que le importa un bledo todo. Muchos perros de techo se vanaglorian de ser partidarios de aquello que ha venido a ser llamado la doctrina del "alpinchismo".

A continuación algunas frases de perro de techo:

-Me llega al pincho

-Me llega esta vida

-No confíes en la gente

-Todo esto apesta

-Qué me queda

Ahora bien, hemos de aclarar que existe gente que por propio convencimiento es así -digo, debe haberla-, pero el "perro de techo humano", es aquel que le ladra a la vida que pasa por su costado, y que un día asume aquella actitud de la mascota sin afecto, que apenas recibe una caricia se transforma en el más fiel y humilde de los sirvientes. Y es de esa manera que solemos ver a aquello individuos que antes se jactaban de su independencia, felices de ser pisoteados en sus derechos con tal de recibir algo de afecto, volviéndose casi irreconocibles.

¿Pero -varias veces me he preguntado-, qué motiva el cambio?

La respuesta es: la mera y simple búsqueda de afecto.

Y es que el afecto es el todo y al perro de techo no le importa nada más que el afecto en sí. El afecto se objetiviza en la primera persona que les sonríe. Y entonces ellos quieren correr a dar y recibir afecto. Y aun cuando no reciban afecto, se aferran a la relación afectiva que pende y depende de ellos, porque de perderla, lo que se pierde no es a la persona amada -no hay tal persona amada, sino una proyección de le necesidad de estar en una ambiente afectivo- sino, el afecto en sí. Origen de toda búsqueda del perro de techo. Opiniones discutibles que van y vienen.

Para finalizar, no queda sino remitirnos a la sabiduría popular, tan sabia como vieja, que no en vano dice.

Estoy más arrecho, que perro de techo

Y es que el pobre perro, allí en lo alto se la pasa como princesa esperando a su príncipe azul, más solo que una ostra.

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*Foto, cortesía -aunque él no sabe-, de un fotógrafo argentino llamado Javier

2 comentarios:

  1. Me parece muy interesante como tornaste la busqueda afectiva que busca un perro y tambien una persona. Es que es cierto muchas personas solo buscamos algo de afecto y tratamos de aferrarnos a ello, pensando que ese tipo de lazo depende de nosotros. Es que el ser humano por propia naturaleza busca compa;ia sin importar como se dea este tipo de compa;ia. Disculpa por las faltas ortograficas ya sabes que en EEUU no hay tildes. Clyde, Ohio

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  2. JAJAJJAJAJJA LA WUEA DE LOS PERROS EN LOS TECHOS ES DE FLAITES Y WNS QUE NO TIENEN PATIOS.


    ES RARO VER QUE TE LADREN DE UN TECHO

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