El día de ayer La República en su edición virtual comentó algo sobre unas
temibles quinerrifas (lo escribieron con
una r, pero debería tener doble r) una forma de prostitución de chiquillas a
través de facebook —los detalles no me importan—, que, nos decían, amenaza a
toda nuestra juventud.
Así lo anunciaba La República |
El que funge de descubridor de este temible actividad es
el conductor de La Noche es Mía, Carlos Galdos (hasta donde sé él no le pone
tilde a su apellido y yo tampoco lo haré). Ayer por la noche tuve oportunidad de ver su
programa porque siguió, muy circunspecto él, hablando de ese grotesco mal.
Hasta ahí estaba bien el programa, coherente con sus ideas —aunque la verdad la
prostitución y la estupidez siempre han existido, y aunque el cretinismo ahora
se propaga a velocidad de la luz en las redes sociales, es un poco prensaamarillista presentar estas cosas, como la amenaza
para todos TO-DOS los adolescentes—, pero apenas terminó de presentar su
informe Galdos gritó ¡Nos vamos a Brasil! Y pasó un informe seminal sobre el
nuevo baile erótico que «mueve a todo Brasil», un enlatado musical cuyo único
atractivo son las nalgas de unas mozas que parecen extraídas de las
quinerrifas las cuales han grabado un video que el puritano Galdos pasó feliz de la vida.
Para ese momento nada quedaba del moralista Carlos
Galdos, un reportero con voz de animal enjaulado dijo que ese era el motivo
perfecto para ir al mundial de Brasil y luego, en el colmo del desparpajo ,
alucinado como estaba por sus hormonas, el conductor instó a unas muchachas casi
calatas (colombianas, según dijo) a repetir el desinhibido baile de las
brasileñas con la siguiente frase:
Eso es muy tibio… ¡Vamos, ustedes pueden, estamos en el
tiempo de las quinerrifas!
Y luego se preocupa de la crisis de valores en los
muchachos… por más que diga que es horario que lo permite y lo que sea, lo
cierto es que con una mano borró lo que había hecho con la otra.
¿Se le chispoteó? Juzgue usted mismo.