jueves, 30 de mayo de 2013

Adictos al celular, comunicativos hasta el hartazgo – ¿la muerte del ensimismamiento?

Adictos al smarthphone
Habiendo asistido a la boda de un buen amigo, y hallándome sentado en una mesa llena de desconocidos —imagino que muchas mesas tenían la misma conformación—, pude ver un fenómeno interesante. Donde antes, puesto que esto es algo que ya me había pasado hacía algunos años, veía a alguien sumido en sus pensamientos, ensimismado, ahora solo había personas con la mirada fija en sus modernos celulares, leyendo o redactando como dementes.

Desde mi silla no pude sino sorprenderme de ese masivo ocultarse en el celular, el fenómeno, más allá de una simple humorada —y sí que sería para reírse— resulta preocupante. ¿Qué mensajes escribirían? Puede uno imaginarlos. Basta abrir las redes sociales para ver que hay gente que no puede tomar desayuno con su familia en un cierto local sin comunicártelo y ponen cosas como esta:

Almorzando con mis mejores amigas — en El Hornero San Isidro.

Y uno, que abre el Facebook para ver qué hay de nuevo no quiere enterarse de esto. ¿A quién coño le interesan estas historias? A nadie, a nadie. Pero una vez que se ha desarrollado la gana de comunicarse llegamos a cosas tales como esta otra:

ME FUI A BAÑAAAAAAAAAR!!!!!!!

Y uno se pregunta ¿es tan esporádico el evento de bañarse como para publicarlo?

Pero volviendo a mi pregunta inicial; la Real Academia considera tres acepciones para ensimismado:



1. prnl. abstraerse.
2. prnl. Sumirse o recogerse en la propia intimidad.
3. prnl. Bol., Col. y Hond. envanecerse ( ensoberbecerse o ponerse vanidoso).

¿Ha muerto el ensimismamiento para ellos? ¿Puede alguien sumirse en la propia intimidad estando con lo que le dice su fiel amigo el celular? Quizá la primera acepción pueda aplicarse a lo que uno observa en aquellas personas desde que los celulares inteligentes (Smarthphones) hicieron su incursión en la vida de las personas, gente comunicativa hasta el hartazgo, que ha hecho de la trivialidad de su vida diaria materia común. Para ellos, para los adictos al celular, quizá ha muerto el ensimismamiento, la capacidad de meterse en sus pensamientos, porque han renunciado al cato de pensar. ¿Lo ha hecho usted?