No hay entre los
especialistas de cabeza y cuello de EsSalud ninguno más temido que el doctor
Vignolo, es tan temido que los pacientes hacen fila en los otros consultorios
para obtener citas adicionales con el fin de evitarlo, aun así el doctor
Vignolo siempre tiene pacientes, porque a todos los que llaman para obtener una
cita nueva lo remite la operadora de la misma manera:
—Sólo tengo cita con el doctor Huber Vignolo.
Dr. Bisturí. |
Y cuando llegan
los nuevos pacientes el doctor Vignolo les muestra su lado más hostil, les
habla sin mirarlos a la cara, minimiza sus dolores y los recrimina por
cualquier cosa.
Fuera del
consultorio el doctor Vignolo ha puesto un papel escrito a puño y letra:
NO SE OTORGAN
CITAS ADICIONALES
—Ese doctor es
malo —recomienda a un recién llegado una señora que espera atención—, saque una
adicional con el doctor Madero, ese es mejor.
El doctor Vignolo, calvo, diminuto y peludo como un oso de peluche, sale a la
puerta de su consultorio y observa a los pacientes. Una señora se le acerca para
pedirle una cita adicional y él, señalándole el cartel que antes ha colgado le
pregunta si acaso no sabe leer.
Lo que los pacientes no saben es que, tras muchos años de servir en el Seguro
Social, el doctor Vignolo ha visto muchas muertes, pero hay una que no pudo soportar,
la de su virilidad, y cada día tras orinar sosteniendo su miembro perennemente inerte
siente un odio visceral hacia la especie que lo alberga, y su furia es tal que solo
recupera algo de su autoestima cuando maltrata a los pacientes y bebe de la
copa sagrada del poder.