La mañana del 22
de setiembre de 1973 un hombre puso los pies por primera vez en Italia, vestía
el atuendo guerrero de la tribu Chippewa —uno de los marginados grupo de
nativos estadounidenses— y apenas asentados sus pies proclamó ese día como el
día del descubrimiento de Italia, reclamando ese territorio para sí y su pueblo
en virtud del derecho de descubrimiento, aquello en que se apoyó Cristóbal
Colón al llegar a América.
El nombre de ese hombre era Adam Fortunate Eagle Nordwall, y como fácimente puede suponerse fue tomado por loco o payaso, ya que su idea era una
tontera evidente a todas luces, pero Nordwall, muy calmado, les respondió a
sus detractores con la siguiente analogía:
Qué derecho tenía Colón a descubrir América cuando ya estaba habitada desde
hacía miles de años? El mismo derecho que tengo ahora para llegar a Italia y
proclamar el descubrimiento de su país.
La tesis de
Nordwall desenmascaraba a Cristóbal Colón porque es evidente que no se puede descubrir algo que
todos conocen, y , siendo que América tenía poblaciones que la conocían —tal y
como los italianos conocían a Italia—, entonces descubrirla era imposible, con lo cual se probaba fácilmente que el «derecho de descubrimiento» usado por Colón en 1492 fue ilegal, salvo en la
mente del hombre occidental que considera que el mundo gira en torno a sí.
Pero, claro, en
mi país cada 12 de octubre, en los colegios, los niños celebran alegremente el «descubrimiento
de América» realizado por el bonachón de Cristóbal Colón …
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Si quiere saber más de Adam Fortunate Eagle, puede revisar su historia en Wikipedia.
Fotos cortesía de Chistes Argentinos e imágenes Google