Conocí
a Mauro Mamani Macedo gracias a un curso que de Semiótica que él dictó y yo
tuve la suerte de llevar hace algunos años durante mi paso por las aulas
sanmarquinas.
Mauro Mamani Macedo |
Hombre
sencillo y risueño, el profesor Mauro Mamani tenía la capacidad de brindarnos su amistad y llevar a sus
alumnos a los intrincados vericuetos semióticos con suma tranquilidad,
despertando el ánimo de leer con la misma pasión voluminosos tratados de
Umberto Eco, Iuri Lotman y novelas como Rosa Cuchillo de Oscar Colchado.
Con
motivo del curso hice una exposición que nadie en el aula pareció entender,
pero me sirvió para bajar un poco de mi nube de categorías y conceptos, porque
sí, a veces tengo la facultad de hablar en japonés, pero Mauro Mamani me dijo
que yo le recordaba un poco cómo había sido él de estudiante.
—No
seas tan teórico —me sugirió al salir de la clase—, deja un espacio entre la
teoría y tú para ver la realidad.
Años
después mientras atravesaba otra crisis
de aquellas que solían darme, empecé a cuestionar la relación sujeto objeto de
acuerdo con algo de las ideas heideggerianas que iba adquiriendo y,
preguntándome si acaso tenía razón de ser imaginar el mundo como un lugar en el
que sujetos cognoscentes se relacionan racionalmente con objetos, retomé su
consejo y decidí alejarme un poco del mundo teórico en el que tan seguro me sentía a
veces. Pero esa es otra historia
Como
sea, me alegró mucho leer que ganó el Premio Copé por su ensayo José María
Arguedas. Urpi, Firu. Quri, Sanqoyki. A través del blog de Gonzalo Espino —quien publica una
excelente nota preliminar al respecto que aquí modestamente recomendamos leer— se nos cuenta que está próxima a ser
publicada una obra suya llamada Mundo Quechumaro.