No sé si a usted
como a mí le produce algo semejante al soroche escuchar un nombre propio
acompañado de algún artículo El Jonás, La Antonia. Sabemos que no debemos usarlo
así, con el nombre, pero hay algunas excepciones de las que me gustaría hablar.
El nombre propio
Empecemos aclarando
que el nombre propio es un sustantivo —es decir una palabra que sirve para
hablar de la existencia de algo— que designa a un solo individuo, que lo señala como alguien diferente del
resto (es monorreferencial). Son nombres propios, por ejemplo Miguel, Carlos,
Vargas o Juana, antroponómicos o nombres de personas (que incluyen a los
nombres de pila, los hipocorísticos, apellidos e incluso los apodos). También
lo son los nombres de lugares, como Amazonas, Chile Bolivia.
El artículo
El artículo es
una palabra sin significado propio —por ejemplo si decimos LA asilado de lo
demás, solo puede referirse a la nota musical o a alguien con ese nombre— que
sirve para presentar a los sustantivos o palabras que actúen como sustantivos:
La casa
El blog
El comer (aquí un
infinitivo se comporta como sustantivo y es presentado por el artículo)
Casos especiales
En fin, no
siempre está mal acompañar a un nombre propio con un artículo.
Asuntos geográficos
Los Apeninos, Los
Andes, La Luna, La Tierra, El Sol
Nombres de
lugares
Llevan artículo
los lugares cuyo nombre está formado por un artículo, como La Libertad o La
Paz. Además es flexible el uso en casos especiales aceptados por consenso.
Tenemos, por ejemplo que podemos decir El Perú, o El Cuzco, pero a nadie se le
ocurriría decir La Lima o El Lima (salvo que marquemos distancias con el objeto referido, como cuando se dice La Lima colonial, que no es esta Lima, sino aquella).
Nombres de
personas
Mujeres famosas
Se permite con el
apellido de mujeres famosas, por ejemplo que dijésemos La Varela, por Blanca Varela,
es permitido, pero no La Blanca Varela.
Grupos de
personas
Finalmente está
permitido cuando se designa a un grupo humano emparentado, por ejemplo. Los
Rodríguez, Los Avilés.