Han llenado las portadas de la prensa amarilla muchos asesinatos en nuestra ciudad, lo común en ellos es que alguien quiso terminar la relación y el otro, incapaz de soportarlo decidió que lo mejor era morir.
Pero bajo la fachada de un crimen pasional lo que pareciera estar enmascarándose es la poca perspectiva de los ciudadanos —como ya se ha dicho antes— cuyo cerebro está atrofiado, de manera tal que no conciben la vida fuera de una relación sentimental, es decir, para ellos no hay posibilidades laborales, artísticas o de ninguna índole que valgan, estos pobre diablos solo viven porque alguien les dijo alguna vez que los quería.
El hecho, sin embargo no es aislado y cada vez lo encontramos con mayor regularidad, en un contexto en el que se podría evidenciar algo mucho peor que una moda, que una visión «trágica» del amor. Y es que tras largos años de evitar que la gente use las neuronas, algo así tiene que pasar, el ciudadano sin esperanzas es como una hoja al viento y mientras no se pueda enfocar su vida hacia algo, estaremos leyendo suicidios porque eliminaron a su equipo de fútbol, porque la pareja se fue y cosas por el estilo.
Esperemos que la educación de las próximas generaciones sea diferente, pero mientras persista la televisión llenando de basura las casa, eso estará difícil.
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