martes, 24 de agosto de 2010

Candidatos al sillón municipal de Lima - una mirada a vuelo de pájaro


Ya con las elecciones municipales aquí, a la vuelta de la esquina, tenía pensado comentar algo acerca de cómo veo —como ciudadano común y corriente— a los candidatos a alcalde, y en medio de ese vendaval se me adelantó, antes que redactara estas líneas, la tacha a Alex Kouri. Como definitivamente la tacha cambia un poco mi bosquejo mental, empezaré refiriéndome a ella.

Para mí, la tacha responde a una leguleyada de lo peor que es lo más antidemocrático que se pueda uno imaginar. Okey, todos estamos de acuerdo con que responde a la Ley Electoral, pero díganme ¿no se supone que lo propio de la democracia es que sea el pueblo el que, mediante un voto —que no es otra cosa que su opinión— expresa su voluntad? Aquí la voluntad del pueblo interesa tres pepinos. Fuera de eso, también concuerdo en que los métodos poco ortodoxos que aplicó Kouri ameritaban una buena patada en el trasero electoral, pero, ya que estaba ahí sobre la marcha, lo lógico era que dejaran que el pueblo se expresara y a ver si, con la inseguridad ciudadana, el vicariato y esos problemas que acarrea el Callao iba a ganar el hombre así de fácil.

En fin, fuera de otras cosas quería comentar cómo ve uno la campaña...

Las temibles encuestas
Las encuestas son temibles, porque en un tiempo en el que algunos pocos reclaman un voto de conciencia, un voto personal y no de recua, las encuestas tienen el mismo efecto que la crecida de un río, y como tal, arrastran por igual animales, piedras, lodo y hacen muchísimo ruido. Todo aquello puede resumirse en la simple y deplorable frasecilla: «Yo voto a ganador». Una asnada sin perdón.

Los «candidatos chicha»
Tras la elección del año 2000, en la que Fujimori padre salió a «contornearse frenéticamente» (el entrecomillado no es gratuito) al ritmo de «El baile del chino» —olvidándose por propia voluntad y con el mayor desparpajo que él es japonés y no chino—, las campañas se han vuelto cada vez más en una cosa grotesca en la que los candidatos han pasado de ser candidatos de cultura chicha, con las implicancias sociológicas (no despectivas sino descriptivas del término), a ser candidatos chineros, o sea, que interpretan música chica o cumbia o lo que sea. Es decir, no son ni chicha ni limonada.

Acción Popular – Gonzalo Alegría
Sin dudas Alegría es un tipo alegre, tiene a su favor aquello mismo que lo debilita, viene de una tradición de políticos y demócratas, pero bueno, no miento ni hago daño si recuerdo que ni Paniagua ni Fernando Belaunde hicieron gobiernos memorables, y que si algo se les critica es haber sido blandengues.
De otro lado, es hijo de un intelectual de renombre, pero bueno, eso no nos dice nada, porque todos sabemos que la genialidad no se hereda, sino pregúntenles a los hijos de John Lennon o a Álvaro Vargas Llosa.

Somos Perú – Fernando Andrade
Resignado a ser el «hermanísmo» de por vida, coloca la fotografía de su difunto hermano —el alcalde de Lima que ordenó este insufrible caos que era Lima— en sus propagandas electorales. Ahora que se las debe ver solo, no sé por qué me trae a la mente esa frasecilla de los ochenta (con sus respectivas diferencias, claro está).

«Yo soy su hermano, pero no sé nada». Aquí tampoco se heredan las capacidades.
Unidad Nacional - Lourdes Flores
Lourdes siempre está ahí, con la sonrisa en los labios, es algo así como un gallo de muchas peleas junto a sus contrincantes. Se ha librado de su contrincante de más lides, del más peligroso en la campaña con la tacha a Alex Kouri, pero, como al joven Hamlet, la persigue el fantasma de su padre. Poca gente olvida a ese fascista nonagenario y poca gente olvida aquel piscinaza que la hizo lucir como lo que tanto le han gritado, la candidata de los ricos. En fin, si Lourdes no gana esta elección ya debe pensar en ser candidata a presidente de alguna club de tai chi, porque en otra no la hace.

Restauración Nacional - Humberto Lay
Humberto Lay, alguien lo dijo, es un poco como que le da frescura a la campaña. Uno como que puede confiar en aquel viejecito. Tiene de su lado el que puede considerársele íntegro y a ello le suma el haberse conseguido el apoyo de un economista de recopnocida lucidez, como Pedro Pablo Kuczynski. Su debilidad principal es que, la gente lo imagina como un cordero entrando al matadero, cuando tenga que enfrentarse a la corruptela de la Municipalidad de Lima y los gremios. Falta experiencia, hombre.

Alianza Para el Progreso – Luis Iberico
«El primero». Muchos recordamos a Luis Iberico como reportero con esa muletilla odiosa que daban ganas de atragantarlo con su micrófono. Iberico como gobernante es una incógnita, no me atrevo a decir que podría ser malo o bueno. Pero curiosamente lo imagino a él como un actor secundario, como un tipo que no es capaz de sacar adelante la película por sí mismo, no sé, me parece que está mejor como periodista que como alcalde.

Fuerza Social – Susana Villarán
A Susana Villarán la rodean jóvenes sin lugar a dudas de mucho talento (ella lo repite hasta el cansancio), pero su mayor lauro es su mayor tara, y es que en Lima, hablar de izquierda es sinónimo dse hablar de radicalismo y, seamos sinceros, muchos se han asustado al saber las juntas de Susana.

O sea, mi tía la tiene más brava que barra de delincuentes.

¿Dejé a alguno de lado?

Sobre Fernán Altuve, de Cambio Radical, él es algo así como el suplente de Kouri. Si Kouri era criticable, está de más suponer que el pobre hombre a su anonimato político ha de agregarle el cargar con todos los defectos del titular en el puesto. Lo que nunca llegaréa entender es la renuncia de Ivonne Frayssinet. Si tenía miedo a la política para qué cuernos se metió la tía.

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