viernes, 14 de mayo de 2010

Breves de la oración subordinada condicional y el subjuntivo.


Estuve pensando en algo que cierta lejana vez nos dijo a los «agorenses», nuestro amigo de lo absurdo, el recordado amigo «Loco Bochi»:

Si tendría que ir temprano, no habría venido a verlos.

Es claro que entonces, como ahora, no estuve de acuerdo con la estructura de su expresión y, bueno, para él, si es que acaso me lee, escribo este textillo. Resulta, «Bochi», que como te habrás dado cuenta este tipo de expresiones consta de dos partes.

Y no solo eso, sino que implica, además una duda y una «continuación». Estamos, entonces, ante una oración compuesta subordinada circunstancial condicional, una oración en que una condición debe cumplirse para que se realice lo expresado en la oración principal —generalmente se reconoce por que lleva la conjunción si, siempre y cuando—. Estamos, pues, ante una oración, cuya existencia y valor de verdad forman parte —«dependen de», decía mi profesora del colegio— de otra mayor. Es decir que la subordinada por sí misma no tiene autonomía sintáctica y requiere de una palabra enlace para unirse a la subordinante.

La expresión, entonces, toma la forma de:

Si (enlace) (hacer otra cosa)

Sabemos, sin embargo que según regla general, al utilizar este tipo de oraciones, no debemos usar el condicional simple del indicativo (llamado también pospretérito, es decir tendría), sino el pretérito imperfecto del subjuntivo, con lo que nuestra expresión debería ser, por ejemplo:

Si tuviera que ir temprano, no habría venido a verlos.
Lo principal de lo expresado es que ha venido a verlos. Lo subordinado es el tener que ir temprano. El «sí» es una suerte de marca que nos permite reconocer que estamos ante este tipo de oración compuesta.

¿Qué les parece? De ahora en adelante, a fijarse en el verbo para este tipo de expresiones, «Bochi».

2 comentarios:

  1. EXPRESIONES BOCHIENSES! QUÉ SERÁ DE LA VIDA DEL BUEN ALMIRANTE?

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  2. EStá trabajando en una fábrica de embutidos, no estoy seguro si en Otto Kunz o en Razzeto, no sé (vale el «cherry»)y su especialidad es jalar la tripa para rellenar las morcillas, creo.
    El trabajo, cuando no, dignifica al hombre, incluso al «Almirante».

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