viernes, 12 de marzo de 2010

Los árboles no mueren de pie en Magdalena del Mar

(Fig 1)

En algo menos de tres meses dos árboles de los que adornan la berma central de la cuadra seis de la avenida Javier Prado Oeste —en el distrito de Magdalena del Mar— se han desplomado como para decirnos que aquí los árboles, contraviniendo la creencia popular, no mueren de pie. Lo curioso del asunto es que ambos cayeron como un higo maduro sin dejar mayor secuela de movimientos de tierra (Foto 1), lo que a todas luces muestra que sus raíces, sencillamente, no les sirven.

Los riesgos del riego
Consultado sobre el tema, un ingeniero agrónomo que prefirió mantenerse en el anonimato, nos dijo que el problema en la muerte abrupta de estos dos árboles no es otro que el riego por inundación que ha establecido la municipalidad como parte de las tareas de mantenimiento del sector.

Día a día los vecinos vemos como los parques son convertidos en verdaderos pantanos —cual si se tratara de sembríos de algodón— en los que el agua acumulada llega a desbordarse hasta la calzada con las consiguientes molestias para el ciudadano de a pie. No, señores, no son los Pantanos de Villa, es la avenida Javier Prado y la consecuencia es que las raíces de los pobre árboles terminan pudriéndose y facilitando su caída.

Felizmente, hasta ahora no se ha producido ningún accidente mayor ni ha sido aplastado algún transeúnte, sin embargo, el riesgo sigue ahí inminente. Tal vez la Municipalidad —visto debido a la escasez de agua en el mundo solo a un asno se le ocurriría regar los parques con agua potable (perdón “Papá Zorro”)— podría dejar un tiempo prudencial que la tierra pueda secar un tanto y evitar así la excesiva humedad, a la sazón tan nociva como la sequedad del desierto para los viejos árboles.

A rey muerto rey puesto ¿Y los árboles qué?
Fuera de eso, otro asunto que debe llamar nuestra atención es que la Municipalidad, como se puede ver en las fotografías, procede rápidamente a solucionar el problema que representa el coloso caído, sin embargo, mientras nos recuerdan que del árbol caído todos hacen leña, nos ponemos a pensar cuándo se dignarán a sembrar nuevos plantones de ficus o alguna que otra especie para reemplazar a los desaparecidos.

Hace tres meses que cayó el primer árbol y no se ha sembrado siquiera uno de reemplazo. Veamos qué sucederá con este segundo árbol.

Nota.- Vale la pena decir que la distancia entre ambos árboles venidos abajo es de tan solo ocho metros. Yq eu otra cosa que preocupa es el poco interés que muestran las autoridades municipales por estos temas, en especial el alcalde y también candidato a la Presidencia de la República, Luis Castañeda Lossio, quien arrasa con las pocas plantas del centro de Lima. Si no me cree, dé una vuelta por lo que un día fue el Paseo Colón.

1 comentario:

  1. Pasados dos días de la caída del segundo árbol la municipalidad distrital tomó cartas en al esunto y reemplazó los árboles perdidos por nuevos plantones.
    Bien ahí con la alcaldesa

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