Inundaciones nuevas, historia antigua: La pérdida, la destrucción, y la falta de asistencia en Taray
Por Ian McGroarty
Nexos Voluntarios (*)
Las noticias están llenas de historias de desastres: el terremoto en Haití, el terremoto más fuerte en Chile, los tsunamis siguientes, etc. Pero, casi nadie habla de lo que está ocurriendo aquí, en Perú. Casi nadie está hablando sobre las miles de personas en el Valle Sagrado quienes aún tienen que vivir en carpas debido a las inundaciones de fin de enero, o los cientos de nuevo damnificados debido a las inundaciones de marzo. Estas víctimas no reciben ningún reconocimiento- ni siquiera de su propio país.
El primero de marzo, Taray, un distrito en Calca, fue invadido por el agua del río Quesermayo matando a siete personas y destruyendo el ochenta por ciento del pueblo. Al día siguiente, la plaza fue cubierta por más de un metro de barro y las calles se parecían más a ríos, mientras el agua continuaba fluyendo por el pueblo; las casas se convirtieron en cerros de lodo y madera. La población trabajó para salvar lo que pudo dentro de la piscina de agua en donde sus casas estaban ubicadas; mientras otras hacían cola para recibir fardos de heno en un intento de construir un suelo sólido.
A través de mi trabajo en desarrollo de la comunidad, y más recientemente en el alivio de desastres naturales con la asociación civil Nexos Voluntarios, he visto situaciones similares en todo el Valle Sagrado; la destrucción, la pérdida, y el desplazamiento en tal magnitud genera incredulidad, incluso cuando se hacen las visitas a las zonas. Esta última visita a Taray me pareció la peor; el daño en la ciudad fue mayor, existieron pérdidas humanas y hubo mucho menos apoyo; sin embargo, lo que me sorprende más, es que ha transcurrido más de un mes y medio desde la primera inundación y me pregunto ¿por qué aún hay gente sin apoyo? La inundación fue advertida, la inundación ya sucedió, mas la conciencia y asistencia de la mayoría en el país, no existen.
La primera semana después la inundación, Defensa Civil proporcionó la mitad de las carpas necesarias para resguardar a los damnificados de Taray, pero no eso fue suficiente. Cien familias, que ya perdieron todo, tuvieron que dormir en las frías noches andinas, sin nada con que cubrirse, ni siquiera una frazada; al día siguiente, el pueblo de Pisac fue inundado, dejando más muertos y más damnificados.
Los pueblos afectados por la inundación inicial, aquella que comenzó el 24 de enero, todavía están buscando recursos para la reconstrucción de sus hogares. Los damnificados en pueblos como Yucay, Calca, y Qoya aún viven en carpas en los abarrotados campamentos temporales. Los doctores temen brotes de enfermedades. Las municipalidades y organizaciones locales temen escasez de alimentos. Todos temen que la lluvia continúe.
Gracias a las donaciones privadas y a los esfuerzos de coordinación de las municipalidades y organizaciones locales, la mayoría de los damnificados tienen comida, ropa, agua, y alguna forma de refugio. Pero los recursos son escasos, y todavía hay muchos sin apoyo y muchos más necesitan de lo básico como frazadas. Más de un mes y medio ha pasado desde la primera inundación y la pregunta que los peruanos necesitan hacerse es “¿Por qué? ¿Por qué el gobierno central no ayuda? ¿Por qué no hay indignación nacional ante esta situación?”
Sin embargo, con tanto tiempo transcurrido desde la inundación inicial, ya no podemos decir que es sólo la culpa del gobierno, la falta de conciencia es culpa de todos. Lamentablemente, el gobierno, por iniciativa propia, no ofrecerá su ayuda, así que es el turno de los ciudadanos para exigirla.
Si puede ayudar de cualquier manera, por favor póngase en contacto conmigo por correo electrónico a: imcgroarty@nexosvoluntarios.org
* Fotos: Kusi Seminario
New Flooding, Old Story: Loss, Destruction and Lack of Assistance in Taray
By Ian McGroarty
Nexos Voluntarios
The news if full of stories of disaster: the earthquake in Haiti, the stronger earthquake in Chile, the following tsunamis, etc. But almost no one mentions what is happening right here in Peru. Almost no one is talking about the thousands of people in the Sacred Valley still living in tents from the floods at the end of January, and the hundreds more joining them from the floods of March. They do not receive any recognition- not even from their own country.
On March 1st, Taray, a small district of Calca, was overrun with water from the Quesermayo River killing seven and destroying eighty percent of the town. The next day more than a meter of mud filled the plaza. Roads looked more like rivers as the water continued to flow through the town. Houses were reduced to piles of wood and mud. People worked to salvage what they could from the pools of water where their houses once stood. Others stood in line for bales of hay in an attempt to create solid ground.
Through working in community development, and most recently in disaster relief with the civil association Nexos Voluntarios, I have seen similar situations throughout the Sacred Valley over a little more than the last month; destruction, loss, and displacement on such a scale that almost everyone surveys the scene with disbelief. However, this last visit to Taray struck me as the worst. There was worse damage, more loss of life, and less assistance. But what is the most troubling, is that more than a month has passed since the first flood. Why are there still people without help? The flooding is no longer without warning. It already happened. Yet awareness and assistance from the majority of the country is nonexistent.
The Civil Defense provided half of the tents necessary to shelter the damnificados of Taray and nothing more. One hundred families who had already lost everything had to sleep through the cold Andean nights without even a blanket. The next day the town of Pisac was flooded, killing more and leaving many without even the most basic necessities.
Towns affected by the initial wave of flooding, which began January 24th, are still searching for resources to rebuild. The damnificados in towns such as Yucay, Calca, and Qoya still live in tents in crowded temporary camps. Doctors fear disease outbreaks. Municipalities and local organizations fear food shortages. Everyone fears more rain.
Thanks to private donations and coordination efforts by local municipalities, most of those affected by the floods have food, clothing, water, and some form of shelter. But resources are scarce, and there are still many without assistance and many more lacking basics such as blankets. It has been over a month since the first flood. The question the people of Peru need to ask is “Why?” Why is the central government not helping? Why is there no national outrage?
With so much time having passed since the initial flooding, we can no longer say it is only the fault of the government. The lack of awareness is everyone’s fault. It is obvious that the government will not independently offer assistance, so it is now the people’s turn to demand it.
If you can help in any way, please do not hesitate to contact me at imcgroarty@nexosvoluntarios.org.
* Photos: Kusi Seminario
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Por Ian McGroarty
Nexos Voluntarios (*)
Las noticias están llenas de historias de desastres: el terremoto en Haití, el terremoto más fuerte en Chile, los tsunamis siguientes, etc. Pero, casi nadie habla de lo que está ocurriendo aquí, en Perú. Casi nadie está hablando sobre las miles de personas en el Valle Sagrado quienes aún tienen que vivir en carpas debido a las inundaciones de fin de enero, o los cientos de nuevo damnificados debido a las inundaciones de marzo. Estas víctimas no reciben ningún reconocimiento- ni siquiera de su propio país.
El primero de marzo, Taray, un distrito en Calca, fue invadido por el agua del río Quesermayo matando a siete personas y destruyendo el ochenta por ciento del pueblo. Al día siguiente, la plaza fue cubierta por más de un metro de barro y las calles se parecían más a ríos, mientras el agua continuaba fluyendo por el pueblo; las casas se convirtieron en cerros de lodo y madera. La población trabajó para salvar lo que pudo dentro de la piscina de agua en donde sus casas estaban ubicadas; mientras otras hacían cola para recibir fardos de heno en un intento de construir un suelo sólido.
A través de mi trabajo en desarrollo de la comunidad, y más recientemente en el alivio de desastres naturales con la asociación civil Nexos Voluntarios, he visto situaciones similares en todo el Valle Sagrado; la destrucción, la pérdida, y el desplazamiento en tal magnitud genera incredulidad, incluso cuando se hacen las visitas a las zonas. Esta última visita a Taray me pareció la peor; el daño en la ciudad fue mayor, existieron pérdidas humanas y hubo mucho menos apoyo; sin embargo, lo que me sorprende más, es que ha transcurrido más de un mes y medio desde la primera inundación y me pregunto ¿por qué aún hay gente sin apoyo? La inundación fue advertida, la inundación ya sucedió, mas la conciencia y asistencia de la mayoría en el país, no existen.
La primera semana después la inundación, Defensa Civil proporcionó la mitad de las carpas necesarias para resguardar a los damnificados de Taray, pero no eso fue suficiente. Cien familias, que ya perdieron todo, tuvieron que dormir en las frías noches andinas, sin nada con que cubrirse, ni siquiera una frazada; al día siguiente, el pueblo de Pisac fue inundado, dejando más muertos y más damnificados.
Los pueblos afectados por la inundación inicial, aquella que comenzó el 24 de enero, todavía están buscando recursos para la reconstrucción de sus hogares. Los damnificados en pueblos como Yucay, Calca, y Qoya aún viven en carpas en los abarrotados campamentos temporales. Los doctores temen brotes de enfermedades. Las municipalidades y organizaciones locales temen escasez de alimentos. Todos temen que la lluvia continúe.
Gracias a las donaciones privadas y a los esfuerzos de coordinación de las municipalidades y organizaciones locales, la mayoría de los damnificados tienen comida, ropa, agua, y alguna forma de refugio. Pero los recursos son escasos, y todavía hay muchos sin apoyo y muchos más necesitan de lo básico como frazadas. Más de un mes y medio ha pasado desde la primera inundación y la pregunta que los peruanos necesitan hacerse es “¿Por qué? ¿Por qué el gobierno central no ayuda? ¿Por qué no hay indignación nacional ante esta situación?”
Sin embargo, con tanto tiempo transcurrido desde la inundación inicial, ya no podemos decir que es sólo la culpa del gobierno, la falta de conciencia es culpa de todos. Lamentablemente, el gobierno, por iniciativa propia, no ofrecerá su ayuda, así que es el turno de los ciudadanos para exigirla.
Si puede ayudar de cualquier manera, por favor póngase en contacto conmigo por correo electrónico a: imcgroarty@nexosvoluntarios.org
* Fotos: Kusi Seminario
New Flooding, Old Story: Loss, Destruction and Lack of Assistance in Taray
By Ian McGroarty
Nexos Voluntarios
The news if full of stories of disaster: the earthquake in Haiti, the stronger earthquake in Chile, the following tsunamis, etc. But almost no one mentions what is happening right here in Peru. Almost no one is talking about the thousands of people in the Sacred Valley still living in tents from the floods at the end of January, and the hundreds more joining them from the floods of March. They do not receive any recognition- not even from their own country.
On March 1st, Taray, a small district of Calca, was overrun with water from the Quesermayo River killing seven and destroying eighty percent of the town. The next day more than a meter of mud filled the plaza. Roads looked more like rivers as the water continued to flow through the town. Houses were reduced to piles of wood and mud. People worked to salvage what they could from the pools of water where their houses once stood. Others stood in line for bales of hay in an attempt to create solid ground.
Through working in community development, and most recently in disaster relief with the civil association Nexos Voluntarios, I have seen similar situations throughout the Sacred Valley over a little more than the last month; destruction, loss, and displacement on such a scale that almost everyone surveys the scene with disbelief. However, this last visit to Taray struck me as the worst. There was worse damage, more loss of life, and less assistance. But what is the most troubling, is that more than a month has passed since the first flood. Why are there still people without help? The flooding is no longer without warning. It already happened. Yet awareness and assistance from the majority of the country is nonexistent.
The Civil Defense provided half of the tents necessary to shelter the damnificados of Taray and nothing more. One hundred families who had already lost everything had to sleep through the cold Andean nights without even a blanket. The next day the town of Pisac was flooded, killing more and leaving many without even the most basic necessities.
Towns affected by the initial wave of flooding, which began January 24th, are still searching for resources to rebuild. The damnificados in towns such as Yucay, Calca, and Qoya still live in tents in crowded temporary camps. Doctors fear disease outbreaks. Municipalities and local organizations fear food shortages. Everyone fears more rain.
Thanks to private donations and coordination efforts by local municipalities, most of those affected by the floods have food, clothing, water, and some form of shelter. But resources are scarce, and there are still many without assistance and many more lacking basics such as blankets. It has been over a month since the first flood. The question the people of Peru need to ask is “Why?” Why is the central government not helping? Why is there no national outrage?
With so much time having passed since the initial flooding, we can no longer say it is only the fault of the government. The lack of awareness is everyone’s fault. It is obvious that the government will not independently offer assistance, so it is now the people’s turn to demand it.
If you can help in any way, please do not hesitate to contact me at imcgroarty@nexosvoluntarios.org.
* Photos: Kusi Seminario
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(*) Nexos Voluntarios es una ONG de intercambio cultural y ayuda social en la que alguna vez apoyó este Viejocaminante
Es necesario recalcar que el gobierno ha decidido destinar un dinero para labores de ayuda en la zona. Esperemos ver en qué termina esto.
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