lunes, 7 de diciembre de 2009

La memoria peruana, pieza de museo

Ahora que se discute la creación del Museo de la Memoria, optamos por solicitar que se cree una Comisión de alto nivel para la fundación del Hospital de la Memoria del Perú, porque, caramba que la tan mencionada amnesia de nuestros conciudadanos es una cosa alarmante.


Empecemos por la memoria electoral. ¿Cómo explicamos que Alan García Pérez sea presidente, que se rasgue las vestiduras ante lo que hace Hugo Chávez en Venezuela, que haga otro tanto por la “conducta reprochable de Allison”? Amnesia, nada más que eso y amnesia de la peor calaña.

¿Qué hace, también, que Keiko Fujimori salga a pregonar su patriotismo luego de que su padre huyera del país llevándose sospechosas maletas y se dijera ciudadano japonés? Amnesia…

Qué nos lleva a encender el televisor con emoción cada vez que empieza un campeonato deportivo, al que podríamos llamar “Eliminaciones mundialísticas? Amnesia, señor Vallejo, un día domingo…

¿Qué se sorprenden que se quiera hacer un Museo de la Memoria, que la gente parezca no recordar que nadie salía sin un plan de contingencia, sin esquivar cualquier bulto sospechoso de atentado o cualquier vehículo estacionado que pudiese ser coche bomba y que las velas para apagones eran cosa de todos los días? No, señores nada nos sorprende, porque el país tiene la peor de las amnesias, y en el colmo de los colmos, lo único que parece recordar –en un acto por demás jibarístico- es que hace cerca de trescientos años la selección fue a unos mundiales y que Cubillas hizo goles… ¿Recuerdan la frase de Pocho?

¡Ya vienen los goles de Cubillas!

No, caramba, si a veces es preferible la amnesia…

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