A Julio Fabián lo encontramos en su laboratorio. Es aquel un lugar demasiado iluminado para nuestro gusto. Losetas, paredes, cortinas y computadoras blancas, me hacen pensar que estoy dentro de una nave espacial y que en algún momento una de las computadoras me hablará como un Hal 9000 para cantarme alguna canción infantil o botarme de allí a patadas. Salimos de ese sitio y conversamos en una cafetería atiborrada de gente, es una conversación de amigos antes que una entrevista en sí. Fabián responde con la tranquilidad del que se sabe en su territorio.
Nacido en la decada de los setenta, Julio Fabián ha publicado tres libros, es profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) desde 1997, pero no en Literatura, sino en la Facultad de Ciencias Físicas. Ha realizado dos maestrías en física y escritura creativa. Hace poco volvió de una estadía en Italia gracias a una beca del Centro Internacional de Física Teórica. "He ganado algunos premios literarios en Perú e Italia", nos dice y esquiva el tema con singular modestia. Es editor y fundador de la revista taller de poesía de la UNMSM. Miembro investigador del Laboratorio de Arqueometría de la Facultad de Ciencias Físicas de la UNMSM... en fin, una suerte de todoterreno del pensar...
—Bien, Julio, vayamos por el comienzo. ¿cuál es la primera imagen que recuerdas? ¿Qué recuerdas del entorno en el que creció Julio Fabián niño?
Crecí en un entorno de relativa pobreza, somos cinco hermanos y tres hermanas. Aunque mi familia siempre tuvo medios económicos para vivir con lo básico, el medio en el que crecí era conformado por gente de escasos recursos, vi mucha pobreza todos los días. Mis padres eran migrantes que se instalaron en el sur de Lima, en el distrito de Villa María del Triunfo. En mi memoria están los arenales, los cerros pedregosos y grises. Crecí viendo cómo los cerros que rodeaban mi barrio fueron llenándose de humildes moradas.
—¿En algún momento sentiste angustia al ver cómo Lima se extendía incontrolablemente?
A veces sentí miedo de ver tanta gente en Lima, el desorden creciente de la ciudad me asustó. Ahora lo veo diferente porque en esos lugares alejados y marginales que extienden la ciudad hay vida, la esencia pura de la sociedad emergente se representa en este desborde urbanístico. Tengo amigos que viven en Lima norte y sur, lugares que ahora tienen centros comerciales, clínicas y sitios que antes sólo había en las mejores zonas de Lima. Solo me asusta saber que no todos los habitantes tenemos las mismas condiciones de vida, y que esto genera violencia y resentimiento en los habitantes y en sus hijos que crecerán sin oportunidades.
—¿Eras un niño solitario? ¿Crees que de alguna manera, cuando estás en una reunión en la que debes ser adulto aún eres ese niño que fuiste?
Crecí con mis hermanos. Del colegio, en la primaria, en general, no tengo buenos recuerdos porque en el colegio estatal donde estudié era un medio hostil. No tenía a mis hermanos y amigos para defenderme de las continuas peleas. Aún hoy hago cosas que debí haber hecho de niño, las hago y, como yo mismo me digo, estoy cobrándome lo que no viví pero con la conciencia de un adulto.
—Me resulta muy interesante este último punto que tratas. Por algunas conversaciones he notado que quienes de niños se sintieron algo “adultos”, al llegar a edad adulta hacen esta suerte de jugar a “buscar el tiempo perdido”, o mejor dicho a recuperarlo. ¿Te has arrepentido de no haber hecho esas cosas en el tiempo regular?
Me he sentido mal muchas veces por haber pasado por alto las cosas que de niño quise hacer. Por ejemplo siempre quise jugar en un equipo de futbol de mi zona, entre los 9 y los 13 años iba a los entrenamientos de los equipos del campeonato de la liga zonal que había y hasta ahora hay en mi distrito. Recuerdo haber llorado por tener tal vez las condiciones para integrar cualquier equipo y no poder hacerlo, aunque ahora reconozco que el factor que causó esto de no integrar un equipo de futbol de niño fue por mi exagerada timidez. De niño me era difícil reclamar, pedir algo, conocer nueva gente me aterraba. Un factor importante también fue el económico, anhelaba cosas que mi familia no podía darme, aunque eso lo he compensado hoy en día comprándome cada cosa que muchas veces solo he usado una o dos veces.
—¿Qué recuerdas de la escuela, de ti como estudiante? ¿Eras buen alumno?
Siempre fui un buen estudiante. En el colegio casi nunca estudiaba pero obtenía notas buenas y a veces regulares. En la secundaria, de 1985 a 1989, fui uno de los mejores alumnos de mi colegio; Julio César Escobar es el nombre de mi colegio.
—Fuera de la escuela, en el entorno familiar, ¿recuerdas a alguien de tu casa con afición a la lectura?
Mis hermanos mayores —yo soy el quinto— siempre hablaban de los libros que leían, eso me hizo interesar por la lectura. Y creo que la que influenció en mi manera de escribir fue mi madre, que siempre contaba mitos y leyendas de su tierra, San Miguel del Faique en la provincia de Huancabamba, Piura.
—Sierra de Piura, he escuchado que Huancabamba es un lugar hermoso. ¿Has estado allí?
Nunca, es mi próximo viaje, pero quiero hacerlo pronto y conocer a fondo ese territorio serrano y maravilloso, quiero conocer todos los lugares que mi madre ha señalado y descrito en los almuerzos y cenas toda la vida.
—Cambiando un poco de tema. He visto en tu blog que afirmas que un poeta debe ser versátil. Cuando leí Eigen me pareció que eras ese poeta que estaba allí y que desde allí crecerías jugando con el versolibrismo, sin embargo cambiaste de rumbo y empezaste a hacer verso metrado, anduviste por sonetos de estructura clásica por rimas elaboradas (Zumbante Nervio o El Silencio de la Máquina), ¿Fue una idea premeditada o tuvo que ver con tu entorno, con tu cercanía Carlos Germán Belli, a Marco Martos?
En la carrera de Física, que es la que seguí en la universidad, uno se acostumbra a las exigencias muy rigurosas de la matemática avanzada y la resolución de complejísimos problemas físicos que pueden ocuparte días. Ese entrenamiento me hizo sumergirme en el verso medido porque creí que allí estaba la máxima exigencia de la versificación y que si quería ser un verdadero poeta debería dominarla. Eso fue un reto que me puse, demoré varios años en alcanzar la versatilidad que hoy humildemente me puedo jactar que poseo. He escrito poemas difíciles como sextinas, sonetos en forma de acrósticos, coplas; todo esto fue como escribir desde una cárcel, trabajo duro que disfruté.
—Te preguntaba ello, porque me parece ver en esa actitud inquiriente mucho del Julio Fabián científico, del físico iconoclasta por naturaleza, abierto a nuevas posibilidades y buscador de respuestas. ¿Te atreverías a diferenciar al Julio Fabián poeta del Julio Fabián físico?
Siempre me ha fascinado la vida de los científicos, en mi habitación hice un mural con retratos de grandes Físicos como: Einstein, Feynman, Heisemberg, Fermi, Dirac, entre otros. Les colocaba frases que yo mismo inventaba. Siempre “aluciné” que conversaba con esos genios en un café. El poeta Julio Fabián es más nostálgico, más sentimental y eso en un físico no cuadra mucho, porque el hombre de ciencias es más racional. Esta combinación me ha ayudado mucho en la vida, en mis perspectiva de vida. No soy dos de personas, soy un hombre al que siempre le gustaron las ciencias y la literatura, y el tiempo me ha dado la posibilidad de desarrollarme en ambos campos.
—¿Qué relación encuentras entre imaginación, conocimiento y certeza?
Lo que siempre ha motivado a los grandes hombres de ciencia es la imaginación, y lo que la ciencia logra desarrollar es conocimiento de esta manera trata de saber como funciona la naturaleza. Con respecto a la certeza diría que aún los cálculos más avanzados tienen un margen de error, sólo llegamos a resultados llenos de probabilidad
Pero ha sido suficiente para manejar el mundo en que vivimos.
—Mucha gente aún cree que las ciencias dicen la verdad ¿crees que si se les enseñara que vivimos en una verdad que es válida mientras no se demuestre lo contrario se sumirían en el pesimismo?
Desde el inicio de las civilizaciones el rol de la ciencia ha sido interpretar los fenómenos de la naturaleza, describir el medio que nos rodea usando las herramientas disponibles, hacer la vida más comprensible y fácil de alguna manera. Muchos teorías han ido variando con el tiempo, creo que es mejor vivir de la mejor manera aceptando lo que la ciencia dice ahora, y pensar que si en el curso de nuestra vida algo cambia a uno solo le queda acomodarse.
—¿Eres pesimista?
Soy un optimista cien por ciento aunque esto no parezca, los poetas en general no suelen serlo. Creo que ser un hombre de ciencias me ha ayudado en este aspecto aunque tengo muchos amigos, colegas de la universidad, que son exageradamente pesimistas con la realidad y la violencia de la sociedad.
—Te quiero hacer una pregunta un poco física y literaria. ¿Qué es lo real?
Lo real puede ser todo y nada. El tiempo, por ejemplo, es algo real pero no logramos tenerlo en nuestras manos, vivimos bajo su entorno, eso es suficiente. La realidad solo puede durar un instante, quizá pueda decir que mientras más soñamos, más reales somos.
—Dice Bryce que un escritor hace su labor con las tripas y Vargas Llosa dice que se escribe desde la inconformidad con el mundo en el que vivimos. ¿Qué crees tú? ¿De dónde viene ese deseo de escribir en ti?
El primer hombre que estuvo en la tierra tuvo inconformidad, quería vivir mejor, eso lo hemos heredado todos. Estar inconforme no es renegar. Creo que escribo para estar bien
conmigo mismo para decir en solitario algo que no puedo decir con mi voz. Escribir es una salvación, es una fe que no tiene religión.
—¿Te motiva el amor?
Creo que siempre me motiva el amor. Soy partidario del amor en su sentido amplio; el amor la vida, a la naturaleza, al amor mismo y al ser amado. No sería escritor si no creyera en el amor.
—¿Qué me puedes contar de tu experiencia como maestro universitario?
He disfrutado mucho enseñando lo poco que sé de Física, interaccionar con estudiantes de diferentes disciplinas ha sido muy bueno. Me he visto identificado en muchos jóvenes, que como yo, a veces solo tenían para sus pasajes y solo comían un bizcocho y una gaseosa. Enseñar me ha ayudado a salir de ese mundo de introversión que he tenido y que tengo hasta ahora.
—La introversión suele mostrarse en un contexto social directo ¿Piensas que tus ideas habladas se ordenan igual que las escritas? ¿Cómo te sientes más cómodo?
Las ideas escritas son mejores porque uno las manipula y puede corregirlas. Aunque en la vida misma uno debe tener una idea bajo la manga constantemente.
—¿Eres muy ordenado?
Soy desordenado, aunque siempre conozco el orden de mi propio desorden.
—Dicen que los libros son como hijos y que a los hijos se les quiere por igual. ¿Tienes algún poemario favorito entre los tuyos?
Mi último libro muestra la madurez que he ido adquiriendo, pero no tengo libros preferidos, eso lo puede decir solo algún lector de mi poesía.
—¿Cuál es tu mejor poema?
Diría que tengo varios que me gustan más: “Corongo”, “Apenas he pensado en ti”; “Steven Hawking escribe desde su estado cuasi-maquina”; “Autosoneto”; “Zumbante nervio”; por citar solo algunos.
—¿Cuál crees que ha sido el mejor poeta peruano?
Vallejo, sin lugar a dudas.
—Si te pidiera que repitieras los primeros versos del mejor poema peruano que has leído, ¿cuáles vienen a tu mente?
Se me vienen a la mente los versos del poema de Jorge Eduardo Eielson, “poesía en A mayor”:
estupendo Amor AmAr el mAr
y vivir sólo de Amor
y mAr
y mirAr siempre el mAr
con Amor
mAgnifico morir
Al pie del mAr de Amor
Al pie del mAr de Amor morir
pero mirAndo siempre el mAr
con Amor
como si morir
fuerA sólo no mirAr
el mAr
o dejAr de AmAr
Pero el poema de Watanabe “El guardian del hielo”, está a ese nivel de hermosura poética.
—¿Hay algún tema que no tratarías en literatura, algún tema vedado?
Todo con la literatura todo se puede tocar. Nada está vedado para el reino de la creación literaria.
—¿Crees que eres un tipo pasional o más bien un hombre algo parco?
Todas las grandes cosas que he logrado en la vida las he realizado con pasión. Parco a veces, cuando mi cuerpo está cansado.
—Hay mucho de nostalgia en tus poemas, pero también cierto sarcasmo, como en tu “Autosoneto” ¿Te dejas llevar por los problemas?
Creo que los problemas solo te motivan a escribir más, yo disfruto burlándome de mí mismo, la nostalgia sirve; creo que todo lo que te motive en la vida sirve para la creación. El lado de físico me equilibra ante los problemas.
—Nosotros hemos crecido con el temor a los coches-bomba, acostumbrados a los apagones y a las noticias sobre masacres en la sierra ¿De qué manera crees que eso ha marcado a nuestra generación de peruanos?
El primer día de clases, en la universidad de san Marcos, la ciudad universitaria fue invadida por explosiones y suspensión de clases. Crecí cerca de la pobreza y de las acciones subversivas que se realizaban en las zonas marginales de Lima. Además, tenía familiares de provincias que migraron a la capital porque la vida en lugares apartados de Los Andes peruanos se hacía insostenible.
Los jóvenes que crecimos en esa época tenemos muy marcado ese tiempo en nuestra memoria. El temor a la desolación creo que es una constante en nuestra generación.
—Recuerdo en este momento el poema “Corongo”, que mencionaste hace unos instantes, es clara la violencia urbana allí. ¿Crees que algo de la violencia política se refleja subrepticiamente en tu obra?
La violencia urbana es constante en mi vida, veo continuamente lo salvaje de las calles y de los hombres en Lima. La política tiene mucho que ver en nuestra realidad como país, porque “gracias” a ella la sociedad peruana no logrado cuajar aún, somos una sociedad en agraz.
—¿Qué opinas de la política en general?
Me interesa mucho la política, creo que cualquier ciudadano debería interesarse por la política porque solo así se creará conciencia en la gente.
—No te voy a preguntar por quién votarías. Pero, dime ¿si el voto fuera libre irías a votar?
Creo que como somos un país joven tenemos la obligación de votar, aún no estamos preparados para elegir no votar.
Nacido en la decada de los setenta, Julio Fabián ha publicado tres libros, es profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) desde 1997, pero no en Literatura, sino en la Facultad de Ciencias Físicas. Ha realizado dos maestrías en física y escritura creativa. Hace poco volvió de una estadía en Italia gracias a una beca del Centro Internacional de Física Teórica. "He ganado algunos premios literarios en Perú e Italia", nos dice y esquiva el tema con singular modestia. Es editor y fundador de la revista taller de poesía de la UNMSM. Miembro investigador del Laboratorio de Arqueometría de la Facultad de Ciencias Físicas de la UNMSM... en fin, una suerte de todoterreno del pensar...
—Bien, Julio, vayamos por el comienzo. ¿cuál es la primera imagen que recuerdas? ¿Qué recuerdas del entorno en el que creció Julio Fabián niño?
Crecí en un entorno de relativa pobreza, somos cinco hermanos y tres hermanas. Aunque mi familia siempre tuvo medios económicos para vivir con lo básico, el medio en el que crecí era conformado por gente de escasos recursos, vi mucha pobreza todos los días. Mis padres eran migrantes que se instalaron en el sur de Lima, en el distrito de Villa María del Triunfo. En mi memoria están los arenales, los cerros pedregosos y grises. Crecí viendo cómo los cerros que rodeaban mi barrio fueron llenándose de humildes moradas.
—¿En algún momento sentiste angustia al ver cómo Lima se extendía incontrolablemente?
A veces sentí miedo de ver tanta gente en Lima, el desorden creciente de la ciudad me asustó. Ahora lo veo diferente porque en esos lugares alejados y marginales que extienden la ciudad hay vida, la esencia pura de la sociedad emergente se representa en este desborde urbanístico. Tengo amigos que viven en Lima norte y sur, lugares que ahora tienen centros comerciales, clínicas y sitios que antes sólo había en las mejores zonas de Lima. Solo me asusta saber que no todos los habitantes tenemos las mismas condiciones de vida, y que esto genera violencia y resentimiento en los habitantes y en sus hijos que crecerán sin oportunidades.
—¿Eras un niño solitario? ¿Crees que de alguna manera, cuando estás en una reunión en la que debes ser adulto aún eres ese niño que fuiste?
Crecí con mis hermanos. Del colegio, en la primaria, en general, no tengo buenos recuerdos porque en el colegio estatal donde estudié era un medio hostil. No tenía a mis hermanos y amigos para defenderme de las continuas peleas. Aún hoy hago cosas que debí haber hecho de niño, las hago y, como yo mismo me digo, estoy cobrándome lo que no viví pero con la conciencia de un adulto.
—Me resulta muy interesante este último punto que tratas. Por algunas conversaciones he notado que quienes de niños se sintieron algo “adultos”, al llegar a edad adulta hacen esta suerte de jugar a “buscar el tiempo perdido”, o mejor dicho a recuperarlo. ¿Te has arrepentido de no haber hecho esas cosas en el tiempo regular?
Me he sentido mal muchas veces por haber pasado por alto las cosas que de niño quise hacer. Por ejemplo siempre quise jugar en un equipo de futbol de mi zona, entre los 9 y los 13 años iba a los entrenamientos de los equipos del campeonato de la liga zonal que había y hasta ahora hay en mi distrito. Recuerdo haber llorado por tener tal vez las condiciones para integrar cualquier equipo y no poder hacerlo, aunque ahora reconozco que el factor que causó esto de no integrar un equipo de futbol de niño fue por mi exagerada timidez. De niño me era difícil reclamar, pedir algo, conocer nueva gente me aterraba. Un factor importante también fue el económico, anhelaba cosas que mi familia no podía darme, aunque eso lo he compensado hoy en día comprándome cada cosa que muchas veces solo he usado una o dos veces.
—¿Qué recuerdas de la escuela, de ti como estudiante? ¿Eras buen alumno?
Siempre fui un buen estudiante. En el colegio casi nunca estudiaba pero obtenía notas buenas y a veces regulares. En la secundaria, de 1985 a 1989, fui uno de los mejores alumnos de mi colegio; Julio César Escobar es el nombre de mi colegio.
—Fuera de la escuela, en el entorno familiar, ¿recuerdas a alguien de tu casa con afición a la lectura?
Mis hermanos mayores —yo soy el quinto— siempre hablaban de los libros que leían, eso me hizo interesar por la lectura. Y creo que la que influenció en mi manera de escribir fue mi madre, que siempre contaba mitos y leyendas de su tierra, San Miguel del Faique en la provincia de Huancabamba, Piura.
—Sierra de Piura, he escuchado que Huancabamba es un lugar hermoso. ¿Has estado allí?
Nunca, es mi próximo viaje, pero quiero hacerlo pronto y conocer a fondo ese territorio serrano y maravilloso, quiero conocer todos los lugares que mi madre ha señalado y descrito en los almuerzos y cenas toda la vida.
—Cambiando un poco de tema. He visto en tu blog que afirmas que un poeta debe ser versátil. Cuando leí Eigen me pareció que eras ese poeta que estaba allí y que desde allí crecerías jugando con el versolibrismo, sin embargo cambiaste de rumbo y empezaste a hacer verso metrado, anduviste por sonetos de estructura clásica por rimas elaboradas (Zumbante Nervio o El Silencio de la Máquina), ¿Fue una idea premeditada o tuvo que ver con tu entorno, con tu cercanía Carlos Germán Belli, a Marco Martos?
En la carrera de Física, que es la que seguí en la universidad, uno se acostumbra a las exigencias muy rigurosas de la matemática avanzada y la resolución de complejísimos problemas físicos que pueden ocuparte días. Ese entrenamiento me hizo sumergirme en el verso medido porque creí que allí estaba la máxima exigencia de la versificación y que si quería ser un verdadero poeta debería dominarla. Eso fue un reto que me puse, demoré varios años en alcanzar la versatilidad que hoy humildemente me puedo jactar que poseo. He escrito poemas difíciles como sextinas, sonetos en forma de acrósticos, coplas; todo esto fue como escribir desde una cárcel, trabajo duro que disfruté.
—Te preguntaba ello, porque me parece ver en esa actitud inquiriente mucho del Julio Fabián científico, del físico iconoclasta por naturaleza, abierto a nuevas posibilidades y buscador de respuestas. ¿Te atreverías a diferenciar al Julio Fabián poeta del Julio Fabián físico?
Siempre me ha fascinado la vida de los científicos, en mi habitación hice un mural con retratos de grandes Físicos como: Einstein, Feynman, Heisemberg, Fermi, Dirac, entre otros. Les colocaba frases que yo mismo inventaba. Siempre “aluciné” que conversaba con esos genios en un café. El poeta Julio Fabián es más nostálgico, más sentimental y eso en un físico no cuadra mucho, porque el hombre de ciencias es más racional. Esta combinación me ha ayudado mucho en la vida, en mis perspectiva de vida. No soy dos de personas, soy un hombre al que siempre le gustaron las ciencias y la literatura, y el tiempo me ha dado la posibilidad de desarrollarme en ambos campos.
—¿Qué relación encuentras entre imaginación, conocimiento y certeza?
Lo que siempre ha motivado a los grandes hombres de ciencia es la imaginación, y lo que la ciencia logra desarrollar es conocimiento de esta manera trata de saber como funciona la naturaleza. Con respecto a la certeza diría que aún los cálculos más avanzados tienen un margen de error, sólo llegamos a resultados llenos de probabilidad
Pero ha sido suficiente para manejar el mundo en que vivimos.
—Mucha gente aún cree que las ciencias dicen la verdad ¿crees que si se les enseñara que vivimos en una verdad que es válida mientras no se demuestre lo contrario se sumirían en el pesimismo?
Desde el inicio de las civilizaciones el rol de la ciencia ha sido interpretar los fenómenos de la naturaleza, describir el medio que nos rodea usando las herramientas disponibles, hacer la vida más comprensible y fácil de alguna manera. Muchos teorías han ido variando con el tiempo, creo que es mejor vivir de la mejor manera aceptando lo que la ciencia dice ahora, y pensar que si en el curso de nuestra vida algo cambia a uno solo le queda acomodarse.
—¿Eres pesimista?
Soy un optimista cien por ciento aunque esto no parezca, los poetas en general no suelen serlo. Creo que ser un hombre de ciencias me ha ayudado en este aspecto aunque tengo muchos amigos, colegas de la universidad, que son exageradamente pesimistas con la realidad y la violencia de la sociedad.
—Te quiero hacer una pregunta un poco física y literaria. ¿Qué es lo real?
Lo real puede ser todo y nada. El tiempo, por ejemplo, es algo real pero no logramos tenerlo en nuestras manos, vivimos bajo su entorno, eso es suficiente. La realidad solo puede durar un instante, quizá pueda decir que mientras más soñamos, más reales somos.
—Dice Bryce que un escritor hace su labor con las tripas y Vargas Llosa dice que se escribe desde la inconformidad con el mundo en el que vivimos. ¿Qué crees tú? ¿De dónde viene ese deseo de escribir en ti?
El primer hombre que estuvo en la tierra tuvo inconformidad, quería vivir mejor, eso lo hemos heredado todos. Estar inconforme no es renegar. Creo que escribo para estar bien
conmigo mismo para decir en solitario algo que no puedo decir con mi voz. Escribir es una salvación, es una fe que no tiene religión.
—¿Te motiva el amor?
Creo que siempre me motiva el amor. Soy partidario del amor en su sentido amplio; el amor la vida, a la naturaleza, al amor mismo y al ser amado. No sería escritor si no creyera en el amor.
—¿Qué me puedes contar de tu experiencia como maestro universitario?
He disfrutado mucho enseñando lo poco que sé de Física, interaccionar con estudiantes de diferentes disciplinas ha sido muy bueno. Me he visto identificado en muchos jóvenes, que como yo, a veces solo tenían para sus pasajes y solo comían un bizcocho y una gaseosa. Enseñar me ha ayudado a salir de ese mundo de introversión que he tenido y que tengo hasta ahora.
—La introversión suele mostrarse en un contexto social directo ¿Piensas que tus ideas habladas se ordenan igual que las escritas? ¿Cómo te sientes más cómodo?
Las ideas escritas son mejores porque uno las manipula y puede corregirlas. Aunque en la vida misma uno debe tener una idea bajo la manga constantemente.
—¿Eres muy ordenado?
Soy desordenado, aunque siempre conozco el orden de mi propio desorden.
—Dicen que los libros son como hijos y que a los hijos se les quiere por igual. ¿Tienes algún poemario favorito entre los tuyos?
Mi último libro muestra la madurez que he ido adquiriendo, pero no tengo libros preferidos, eso lo puede decir solo algún lector de mi poesía.
—¿Cuál es tu mejor poema?
Diría que tengo varios que me gustan más: “Corongo”, “Apenas he pensado en ti”; “Steven Hawking escribe desde su estado cuasi-maquina”; “Autosoneto”; “Zumbante nervio”; por citar solo algunos.
—¿Cuál crees que ha sido el mejor poeta peruano?
Vallejo, sin lugar a dudas.
—Si te pidiera que repitieras los primeros versos del mejor poema peruano que has leído, ¿cuáles vienen a tu mente?
Se me vienen a la mente los versos del poema de Jorge Eduardo Eielson, “poesía en A mayor”:
estupendo Amor AmAr el mAr
y vivir sólo de Amor
y mAr
y mirAr siempre el mAr
con Amor
mAgnifico morir
Al pie del mAr de Amor
Al pie del mAr de Amor morir
pero mirAndo siempre el mAr
con Amor
como si morir
fuerA sólo no mirAr
el mAr
o dejAr de AmAr
Pero el poema de Watanabe “El guardian del hielo”, está a ese nivel de hermosura poética.
—¿Hay algún tema que no tratarías en literatura, algún tema vedado?
Todo con la literatura todo se puede tocar. Nada está vedado para el reino de la creación literaria.
—¿Crees que eres un tipo pasional o más bien un hombre algo parco?
Todas las grandes cosas que he logrado en la vida las he realizado con pasión. Parco a veces, cuando mi cuerpo está cansado.
—Hay mucho de nostalgia en tus poemas, pero también cierto sarcasmo, como en tu “Autosoneto” ¿Te dejas llevar por los problemas?
Creo que los problemas solo te motivan a escribir más, yo disfruto burlándome de mí mismo, la nostalgia sirve; creo que todo lo que te motive en la vida sirve para la creación. El lado de físico me equilibra ante los problemas.
—Nosotros hemos crecido con el temor a los coches-bomba, acostumbrados a los apagones y a las noticias sobre masacres en la sierra ¿De qué manera crees que eso ha marcado a nuestra generación de peruanos?
El primer día de clases, en la universidad de san Marcos, la ciudad universitaria fue invadida por explosiones y suspensión de clases. Crecí cerca de la pobreza y de las acciones subversivas que se realizaban en las zonas marginales de Lima. Además, tenía familiares de provincias que migraron a la capital porque la vida en lugares apartados de Los Andes peruanos se hacía insostenible.
Los jóvenes que crecimos en esa época tenemos muy marcado ese tiempo en nuestra memoria. El temor a la desolación creo que es una constante en nuestra generación.
—Recuerdo en este momento el poema “Corongo”, que mencionaste hace unos instantes, es clara la violencia urbana allí. ¿Crees que algo de la violencia política se refleja subrepticiamente en tu obra?
La violencia urbana es constante en mi vida, veo continuamente lo salvaje de las calles y de los hombres en Lima. La política tiene mucho que ver en nuestra realidad como país, porque “gracias” a ella la sociedad peruana no logrado cuajar aún, somos una sociedad en agraz.
—¿Qué opinas de la política en general?
Me interesa mucho la política, creo que cualquier ciudadano debería interesarse por la política porque solo así se creará conciencia en la gente.
—No te voy a preguntar por quién votarías. Pero, dime ¿si el voto fuera libre irías a votar?
Creo que como somos un país joven tenemos la obligación de votar, aún no estamos preparados para elegir no votar.
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Entrevista realizada el 24/10/2009
Amigo esta buena la entrevista dime donde puedo conseguir los libros de Julio.
ResponderEliminarEl Autor de versos y de sus días comparte con nosotros, de manera clara y sencilla, algo de su intimidad.
ResponderEliminarEl estilo de la entrevista lo facilitó.
Los libros de Julio Fabián Salvador puedes ubicarlos, estimado anónimo, poniéndote en contacto directamente con él. Déjale un comentario en el blog Zumbante Nervio (link aquí mismo, al lado deizquierdo).
ResponderEliminarY sí, hineni, una conversación muy sencilla y clara que demuestra el carácter de Julio.
profe ahora si le creo que es escritor
ResponderEliminarbien profe!!!
ResponderEliminarbuena la entrevista que le hicieron, chevere , esperemos que le este yendo bien en italia , ojala le haiga (no mentira jejeje), ojala le haya ido o le este yendo bien en italia, suerte profe n_n