Semejantes a una sandalia barata de aquellas que entran con dumping por nuestras fronteras amenazando a los productores de Gamarra, vienen los tanques chinos a salvar al país. Pero es que, con todo el respeto que nos merece el Ejército chino, nos preguntamos: ¿De cuándo aquí China ha sido sobresaliente en tecnología de tanques?, ¿no será que los tanques chinos tienen la misma vida útil de la sandalia de la que hablábamos? Se ha anunciado con bombos y platillos la adquisición de semejantes artefactos, pero hasta las amas de casa saben que es preferible comprar una cosa que dure, que cinco o seis sandalias chinas que durarán una nada y solo causarán pena y risa.
El asunto no es criticar por criticar, pero hay que ser cautos. Ese dinero no es de la Casa del Pueblo, ni de Rafael Rey, es de todos los peruanos y no queremos un Ejército obsoleto, está bien, pero menos uno de caricatura que sólo sea el hazmerreír de Sudamérica.
No engañemos a la gente. Esperemos que se evalúen muy bien los argumentos a favor —debe de haberlos— y los argumentos en contra de tal adquisición. Y que no vaya a ser que terminen matando a “nuestros adversarios”, pero de risa.
El asunto no es criticar por criticar, pero hay que ser cautos. Ese dinero no es de la Casa del Pueblo, ni de Rafael Rey, es de todos los peruanos y no queremos un Ejército obsoleto, está bien, pero menos uno de caricatura que sólo sea el hazmerreír de Sudamérica.
No engañemos a la gente. Esperemos que se evalúen muy bien los argumentos a favor —debe de haberlos— y los argumentos en contra de tal adquisición. Y que no vaya a ser que terminen matando a “nuestros adversarios”, pero de risa.
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