
Un sujeto mata a su conviviente, a la madre de esta y, encima, con la ayuda de una adolescente tan o más bruto que él, se lleva los cadáveres metidos dentro de una caja de electrodomésticos y usa como vehículo una patineta. Otro sujeto, un drogadicto decadente le pide 10 míseros soles a su septuagenario padre, como el anciano se niega a brindarle el dinero, el energúmeno le revienta la cabeza con una silla de metal y luego le arranca los ojos al cadáver. ¿Pensaría en venderlos?
Hoy temprano leía sobre Rafael Castañeda Saco-Vértiz (a) "Monstruo de Chosica", un pobre idiota que tuvo una "Comunidad terapéutica" para drogadictos que ilusamente buscaban escapar del infierno de las drogas sin saber que iban a caer en otro infierno del cual Castañeda era el demonio regente y acaso el peor de todos los adictos a las drogas. Y el asunto es que en esta comunidad, llamada Creo en ti, este aprendiz de Lucifer aplicaba una disciplina férrea al más puro estilo de Auschwitz con tal furia que acabó siendo denunciado y al pobre bribón, antes que caer en manos de las autoridades, no se le ocurrió mejor idea para burlar a la justicia que la de asesinar a su madre -imagino que considerándola culpable de engendrar a un tipejo con cerebro de estafilococo como él- y luego se suicidó.
Si ya de por sí matarse es estúpido, imagínese qué habrá pasado por su cerebro quemado para haber asesinado a la pobre vieja... No, si el "Monstruo de Chosica" no era un monstruo, era un pobre cretino.
Un verdadero monstruo no se deja capturar así, ni siembra pruebas de sus crímenes por todas partes.
ResponderEliminarExacto, mi estimado Ricardo este era un simple anormal
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