Los amigos que perdí... ¿los perdí?

¿Quién no ha perdido contacto con antiguos compañeros de clase, con amigos que una vez creyó entrañables y con los que en su momento entabló una amistad sincera y desinteresada? Pues bien, yo tengo mi propia lista de amigos que perdí y que por ahí he andado buscando. Están por ejemplo esos tres hippies adolescentes que íbamos al colegio y que heroicamente soportábamos los embates furiosos de la directora que pretendía que nos cortásemos el cabello, y que amenazaba con tendernos una emboscada para atarnos de manos y pies, y raparnos por igual cabelleras y barbas.

Esos eran mis amigos del colegio Alberto Leopoldo Barton:

Miguel Angel Bravo Gonzales

Francisco Godenzzi Alegre

¿Habrán seguido en ese caminar musical? Alguna vez recibí una llamada de Miguel, luego supe que fue a España a estudiar música -guitarra-, que la vida lo había llevado a escuchar y tocar guitarra como yo. Supe también que ninguno de los dos llegó a ser veterinario como creíamos en la escuela. De Francisco Godenzi no supe más, salvo por una vez que lo encontré en un cuartel militar, ambos regularizando trámites para nos ser conscriptos u omisos.

Está también en esta lista mi profesor de Literatura en ese colegio, del cual aprendí mucho de mi interés por dicho arte, era un profesor particular del que un día vimos una fotografía con el cabello largo. Era uno de nosotros, qué duda cabía. La gente le decía "Tribilín", por ser delgado y en mi caso, Tribilín es uno de esos pocos profesores de los que uno puede decir: "algo aprendí de él" (dicho sea de paso, a mi tiempo de enseñar seguí los pasos de mi maestro, dejando la semilla de unos pocos, pero selectos -lo que quiera que ellos signifique- alumnos metaleros con el cabello largo, adeptos a la buena música y a la literatura). Mi profesor se llamaba:

Alejandro Smischek Patiño

Otro amigo que recuerdo con bastante aprecio fue de la etapa universitaria. Iba con lentes oscuros aun en la noche. Le decíamos "Terminator" o simplemente "Termi". Termi era un tipo espontáneo (ha de serlo aún), gracioso y algo amiguero. Nuestro común amigo Mario Araujo "Borracho", le decía "Cabeza de gato" y la verdad era que el bueno de Termi tenía esa fisionomía gatuna en la testa. ¿Otro dato? decía ser de Vegueta, una caleta al norte de Lima. Su nombre:

Héctor Hugo García García.

Finalmente y no menos importante está mi gran amigo "Cantinflitas". Este muchacho sencillamente desapareció, se esfumó. Lo encontré de casualidad alguna vez, me dio su número telefónico y luego desapareció tal y como llegó, y el número pasó a manos de la "Tía lizura", así que no he vuelto a llamar. "Cantinflitas" o "Cantinflas", compañero de estudios y de entuertos en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos UNMSM -donde también conocí a Terminator-, era un tipo callado, risueño y algo enamoradizo, que andaba a paso apurado, balanceando el brazo derecho como si fuese un alerón que le diera equilibrio. Parecía el menor, pero no lo era, se cuenta que hizo erupción alcohólica en más de una ocasión y que alguna vez quiso ser Guillermo Tell con la manzanita. Para la última reunión de exalumnos de Historia, con José Carlos Agüero lo buscamos como aguja en un alfalfar -evitemos ciertas expresiones suspicaces- sin suerte. El nombre de este personaje:

Juan Pablo Villafuerte Acostupa

Estos son algunos de los amigos que perdí. Quién sabe, tal vez en un arranque de egocentrismo uno de ellos busque su nombre en la web y puedan contactarse con este servidor. Si es así:

¡ESCRIBAN, PUES!