miércoles, 9 de julio de 2014

El jovencito que se dijo alemán ¿Cuál fue su pecado?

Le han dicho que no llega ni a pastor alemán, le han dicho feo, le han dicho de todo, y su comentario (ver foto) ha sido motivo de risa por doquier. Conocí de su desafortunada publicación por el Facebook de mi primo Domingo Flores, y lo cierto es que a este muchacho —suponiendo que existe y que esa es su forma de pensar—, le falta un tornillo. Pero eso no es lo peor.

Hay algo mucho más peligroso detrás de su comentario, y es algo en lo que caen, sin saberlo, tanto él como quienes con tanta saña lo critican, la creencia de que existen razas superiores y, por tanto, razas inferiores. El gran pecado de este muchacho no es haber dicho que desciende de los alemanes, sino decir que ellos son raza superior, y el gran pecado de muchos de los que lo critican está en aceptar esa premisa, pero suponer que no viene al caso porque él es un indio, es decir, una raza inferior. ¿Se entiende? Son dos caras de la misma moneda.

Pero no solo eso, la gente da por aceptado que en animales sí existen las razas superiores, sin percatarse que eso de la raza superior, la perfección tiene el mismo origen que la clasificación de humanos en superiores e inferiores. Por eso hay concursos de razas de perros buscando la perfección del animal, la simetría. Vamos diciéndolo por su nombre. Todo eso son pelotudeces de gente acomplejada que termina lanzando mascotas a la calle si no son lo suficientemente finos. Un animal campeón no te va a dar más afecto que un perro chusco. Si prefieres una raza u otra no hay problema, puede ser cuestión de gustos, pero si crees que una es superior a la otra y que, por tanto, algunas no valen la pena, entonces necesitas terapia o una lobotomía.