Libros viejos y buenos |
Dicen que uno debe mantener las cosas que dan resultados,
y eliminar las que no. Hace algún tiempo los padres de familia peruanos se han
visto con el tormento de comprar muy costosos libros de una sola vida, y lo
curioso es que mientras más se gasta en material educativo, peores son los
resultados. El informe PISA (que nos ha dejado por enésima vez en último lugar
en comprensión lectora, razonamiento matemático y todas esas habilidades que
supuestamente deberían ayudarnos a tener esos costosos libros) es solo una gota
para rebosar el vaso, parecemos habernos acostumbrado a la mediocridad mental,
como si no interesara más que ser un destino gastronómico, lo que nos quieren
vender como la única razón de orgullo peruano.
Somos brutos, pero comemos rico.
En este contexto, y siendo que los profesores con justa
razón se defienden diciendo que lo que ellos enseñan se pierde en medio de una
vida (la externa a la escuela) plagada de sordidez y basura televisiva o
familiar, cabe preguntarse qué sentido tiene el gastar en esos libros costosos
y, a la vista de los resultados, perfectamente inútiles. Volvamos al viejo
libro reciclable, al fomento de la lectura que pasaba de hermano en hermano.
¿Dónde queda el control estatal a este latrocinio?
Pero si esto es preocupante hay que ver que todo parece
importarles poco a los muchachos. Hace un poco de tiempo, mi buen amigo JcAgüero comentó un impactante sondeo
realizado por Makatia Munares (a quien no tengo el gusto de conocer). El sondeo,
titulado «Mis Maravillosos Alumnos y los Incas», nos muestra cosas tan curiosas
como que a los niños no les importa saber la historia de los Incas, porque:
«Fueron lornas (50 españoles les ganaron)»
Causa sorpresa o risa, quizá, pero es comprensible. Las
horas de historia casi han desaparecido de la escuelas peruanas, generándose
gentes sin identidad, y es así que podemos ver en los programas de televisión cómo
los muchachos en la puerta de una universidad no saben quién es Miguel Grau o
algo tan simple como qué se celebra el 28 de julio, y sin embargo esos mismos
muchachos que piensan que la política es cosa de ladrones, porque «todos roban»[1], se
saben muy bien el último chisme de la farándula, el último amorío de los
futbolistas (que es casi lo mismo que la farándula), o practican el más sensual
baile de moda.
Hace poco leí que en Finlandia se promueve la lectura
desde casa, y se argumentaba en la publicación aquella, que los hogares están
suscritos al menos a dos diarios locales. Eso, claro, en Perú no serviría. Acá
el diario más vendido es… El Trome, sí, El Trome. La pregunta es evidente, y
sin embargo la formulamos: ¿qué sacaría una familia de leer ese diario todos
los días?
¡A comer, a comer! |
¿Qué podemos hacer? Del home schooling completamente
apartado de la escuela tradicional, al refuerzo en casa, el futuro mental de
nuestros hijos no están en una escuela (y mucho menos en un libro costoso e
inútil), está en nuestras manos, en lo que podamos hacer por ellos antes de que
crezcan y sean devorados por esa máquina de crear zombis… Aún estamos a tiempo
usted y yo.
[1] O como cantaba un «rapero» en un microbús
hace poco: «A los más cultos yo los escupo», reflejando un desprecio por el
estudio que solo favorece a los que quieren gobernar a un grupo de zombis a los
que les puedes entretener con chismes, escándalos y cuanta basura pueda uno
imaginarse.