miércoles, 6 de marzo de 2013

Murió mi «tía Edelmira» - mis recetas y yo estamos de luto

Mi tía Edelmira y mi hermanita.
En varios pasajes de mi blog, especialmente cuando escribo sobre recetas huachanas, he hablando de mi «tía Edelmira». Con Edelmira no tenemos ligazón de sangre, sino de afecto, que es la mayoría de las veces mucho más espontánea, fuerte y sincera.

Edelmira, fuerte y trabajadora, maestra de cocina y mujer sencilla, tuvo la desgracia de caer en ese engendro que llamamos Aparato de Salud en el Perú.

Ya descansa mi tía, en un lugar mejor, nos quedan sus enseñanzas, las mejores enseñanzas que uno puede tener, que vienen del ejemplo, de la integridad y el coraje. Una anécdota, yo siempre recordaba una tonadilla de arrullo, una canción de cuna que es quizá mi primer recuerdo. Me enteré luego que eso era algo que ella me cantaba cuando yo, neonato, pero insomne por naturaleza, me resistía a cerrar los ojos para dormir (casi lo mismo que vivo con mis hijos, a quienes les canto ese breve pero entrañable estribillo que ella me enseñó y que algún día me llevaré a la tumba). Nos llevó luego de la mano al colegio, soportó nuestras travesuras infantiles con el mismo tesón con que veló nuestras noches febriles y acompañó cada uno de nuestros pasos.

Siempre acompañándonos, mi tía Edelmira y mi gato.
¿Qué puede uno decir en un instante así? Adiós, nos queda el recuerdo de los momentos vividos, coloso magnífico imposible de ser tapado por cualquier viento negativo.

Mujeres como ella, valientes, luchadoras y afectuosas son el mejor regalo que uno tiene, son madres, pues. Algunos tenemos la suerte de tener más de una hermosa madre.

Hasta siempre, Edelmira, y gracias por habernos dado dos hermosos regalos, tu cariño y el permitirnos estar a tu lado...


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p.d. Mis más sinceros agradecimientos al doctor Zevallos de la Clínica Santa Teresa por brindarle lo mejor de sí para que tuviese un descanso digno, a mi tío Roberto Robles Cruz, incansable y tenaz apoyo en su cuidado, al congresista Jaime Delgado, quien se interesó por su caso y ofreció su más desinteresada y honesta ayuda, y a mi madre, mujer valiente y esforzada.