jueves, 10 de enero de 2013

Los fantasmas del Facebook - miles de personas siguen a difuntos como Shakespeare o Balzac

William Shakespeare en Facebook
Con mucha sorpresa y curiosidad he visto que Facebook está lleno de espectros como William Shakespeare  que, emulando al fantasma del rey Hamlet, volvió para hacerse de más de cuatro millones de fans. Otros que no se quedan atrás son Miguel de Cervantes Saavedra con 38,000 seguidores, Honoré de Balzac con 81,698 seguidores e incluso Tito Livio con 1,444 seguidores.

En terrenos menos literarios otros espectros de mucha popularidad son: Bruce Lee que a pesar de nunca haber visto una computadora personal, tiene cuenta de facebook y cerca de tres millones de seguidores, Jim Morrison con 423,124 fans y dejamos de contar, pero lo animo: muerto que busque ahí lo hallará.


Ahora bien, cualquiera, con todo derecho, alegará que estoy siendo injusto porque es evidente que ellos, los difuntos, no hicieron un perfil, y que aquello a lo que la gente se adhiere no es sino una página, sí, un elemento con información sobre una personalidad y que, al hacer clic, en esa página lo que hacemos no es decir ¡Hola Jim Morrison!, sino declarar cuáles son nuestras preferencias musicales o literarias.

La pregunta sería entonces —la pregunta que me hago, al menos— ¿por qué debería yo hacer clic a una página que tiene tanto del autor como una que podría hacer yo? Mi respuesta es no hacerles clic, si usted lo hace es cosa suya, no es un crimen, pero según Morgan Feldman, de la universidad de Minnesota, este fenómeno lo que hace es algo semejante a la vieja falacia del argumentum ad hominem. Dice Feldman que el usuario al rodear su perfil de personalidades de talla mundial, como Shakespeare, se «baña» un tanto en su gloria, de suerte tal que algo de ella se le pega.


Así que ahí lo tiene, si está usted de amigo de Shakespeare, quizá es porque quiere beber de su aura y de esa suerte es usted un Shakespearecito, o lo que es lo mismo un Chespirito.