En la edición del
miércoles 18 de julio de 2012, el diario GESTIÓN nos informa de algo
preocupante. Las empresas «grandes» no tienen interés por auspiciar la Feria
del Libro, no es rentable, pues.
Muy a grosso modo
podemos afirmar que la falta de interés se basa en algunas cuestiones como que
su público objetivo no asiste al evento (vale decir que un chiquillo cuya vida
consiste en comprar el smarthphone de moda no es un seguro lector de libros) o
porque la cantidad de gente no es nada comparada con lo masivo que es Mistura.
De otro lado el rubro de bebidas no tiene interés en el público de la feria (o
sea que los lectores del país son la última rueda del coche para ellos).
Finalmente algo
patético es que las editoriales exitosas son las que producen textos escolares,
libros que se consumen por obligación y no por un interés libre.
Es claro que este
poco interés, e incluso desprecio, por la lectura nos pinta de cuerpo entero
como país. El consumidor ideal de las grandes empresas es un individuo
demasiado ocupado en lo inmediato como para preocuparse por leer. El lector es
una pieza de museo y acaso un estorbo para sus planes de lavado cerebral
masivo.
Espantoso, pero
cierto.
¿Qué opina usted,
amable (y casi fosilizado) lector?