viernes, 24 de junio de 2011
Prevención de incendios en cocina – reglas básicas
Todo aquel que trabaja en una cocina y ha sentido la quemazón del aceite o vapor caliente —o sea, casi todos— tiene una idea de la potencialidad de la eventualidad de un accidente que implique incendio en nuestra área de trabajo. Aquí unas cuestiones básicas que debemos recordar.
En primer lugar, por una cuestión intuitiva todos pensamos que lo mejor para combatir el fuego es el agua… craso error. Un fuego en cocina no es como apagar un cerillo (o un palito de fósforos, si se prefiere). A continuación los dejo con este video para luego seguir hablando del tema.
El video nos dice en suma que si hay un fuego lo primero es no entrar en pánico —la calma siempre será la mejor forma de salir de una situación crítica—, luego aplicar estos tres sencillos pasos.
1- Apagar la cocina.
2- Mojar un trapo, escurrirlo para esté húmedo.
3- Cubrir con el trapo para ahogar —léase bloquear la entrada de aire y por tanto de oxígeno— el fuego.
Ahora bien, en algunas ocasiones este último punto puede variar, eh. Si un fuego está muy alto en una sartén caliente, por ejemplo, se le puede colocar una tapa y listo. El agua, como se ve en el videíto, reacciona con el combustible, que bien puede ser aceite caliente, kerosene o gasolina, generando una llama intensa y casi explosiva, es por esta razón que usar agua para apagar un incendio en cocina equivale a mandar un piromaníaco a hacerlo. El problema para la opción de colocar una tapa empieza cuando el fuego es tan amenazante que el solo hecho de intentar cubrir el fuego sea una labor suicida, entonces es una buena idea contar con Extintores tipo K (a base de acetato de potasio, de ahí el nombre K) que son los recomendados para controlar estos peligros.
En todo caso es importante contar con una serie de teléfonos de emergencia que incluya a los bomberos. Tener los números a la mano puede hacer la diferencia entre una anécdota y una tragedia.