En los últimos días hemos leído que el economista Hernando de Soto ha «desafiado» a debatir a Mario Vargas Llosa sobre los planes de gobierno de Ollanta Humala y su patrona Keiko.Para cualquiera que se dé un tiempo de reflexionar sobre este punto resultará claro que Hernando de Soto, sea lo que sea que pase, aparecerá como el ganador del debate utópico que ha planteado, porque lo más probable es que el tal debate nunca se produzca. Además, de tan solo pensar que él —un economista de mediana reputación, devenido en adulón de Keiko, acusado de plagio y que injustamente se apropió la autoría de «El otro sendero»—, debata con un reputado hombre de letras, ganador del Premio Nobel de Literatura, equivale de alguna manera a equipararlos, con lo cual De Soto, claro está, sale ganando aunque Vargas Llosa le dé una paliza de padre y señor mío.
Entonces, si el debate se produce gana De Soto y si no se lleva a cabo —aunque De Soto muy mordaz diga que él va a donde sea para debatir— entonces el gordito saldrá a llenarse la boca diciendo que Vargas Llosa se corre de él, que le tiene miedo y toda clase pamplinas, una suerte de tautología en la que siempre sale ganador Hernando de Soto…
La avalancha de triquiñuelas está a la vuelta de la esquina.
