sábado, 2 de abril de 2011

El Egresado de Gastronomía

El Egresado de Gastronomía está feliz de la vida porque le entregarán su diploma y al fin podrá dejar de ser el practicante al que nadie respeta y mientras va al trabajo en una combi que lo deja en la Conquistadores piensa en cómo avanza la vida y en cuán afortunado es ahora que pasará a ser cocinero en el restaurante aquel que sirve platos mediterráneos.



Al llegar al restaurante, el Egresado de Gastronomía observa a unos estudiantes de cocina que salen de allí apurados con su uniforme blanco —un uniforme típico de estudiantes sin experiencia, que lleva bordado el nombre de una escuela de cocina— y piensa que aquellos pobres diablos tienen todavía un largo tramo por recorrer y que seguro los pobres estarán gastando alrededor de mil soles al mes para poder estudiar y el Egresado de Gastronomía cruza el umbral sonriendo, sabe que un chef puede llegar a ganar seis mil soles en un buen restaurante y que cuando gane eso se comprará la motocicleta con la que sueña desde que era un simple estudiante.

Cuando está a punto de entrar a la cocina el administrador se le acerca al Egresado de Gastronomía y le cuenta que ya no pueden tenerlo en el trabajo porque no podrían pagarle el sueldo que merece, que ya han conseguido a nuevos practicantes que trabajarán cobrando propinas mientras aprenden y, mientras le palmea la espalda, agrega que pueden darle una buena carta de recomendación.

Camino a su casa el Egresado de Gastronomía suelta una palabrota al ver una Escuela de Cocina a la que entran muchos jóvenes ataviados con uniforme blancos y enormes mochilas.