jueves, 3 de marzo de 2011

De edificios, mascotas y campañas electorales - lo insoportable

Cuando uno vive aquí en Lima en un edificio de esos modernos a veces no es problema tan insoportable el que de la noche a la mañana un cartelón nos bloquee la visión porque cierto hijo de vecinos al que nunca habíamos visto se le ocurrió obligarnos a saber que postula con el número 32 por algún partido político, y tampoco lo es el que nuestra paz sea interrumpida por ridículos corsos de personajes que nos saludan como si fueran nuestros amigos de toda la vida, cuando uno vive en un edificio es mucho más traumático que algunos vecinos con intenciones electorales frustradas piensen que elegir al presidente de la junta de propietarios es equivalente a elegir al Presidente de la República.

Sí, en nuestros edificios —supongo que no todos, pero algunos como en el que yo vivo, que no son sino los callejones verticales de cara al bicentenario— algunos habitantes que piensan que son muy importantes se sumergen en una seguidilla de insultos, de cartas amenazantes y todo un circo grotesco que hace que uno quiera mudarse para evitar esa pelea de comadres.

Lo peor es cuando empiezan las prohibiciones. La primera amenaza es contra las mascotas…

«ESTÁ TERMINANTEMENTE PROHIBIDO TENER MASCOTAS»

Yo me pregunto qué se creen estos infelices para prohibirme tener mascotas, que se metan con mi gata y a ver si es más importante su ridículo reglamento que la Constitución y el escándalo que se puede hacer con ayuda de la prensa y la Asociación Amigos de los Animales. En el colmo de la huachafería unas señoras emperifolladas y seudoadineradas quieren prohibir que las señoritas del personal de servicios usen el ascensor, claro, como deben de considerarlas ciudadanos sin derechos… Y la lista de cosas terribles aumenta cuando un grupo de vecinos dice que no quiere pagar las cuotas de mantenimiento o mucho menos pagar la «excesiva» cuota de 18 soles por el pintado de la fachada, qué barbaridad, y encima un grupo de octogenarias de pocos amigos amenazan con hacer auditorías a las gestiones anteriores y siguen las cartas por debajo de la puerta, las prohibiciones y el bochinche...

No me extrañaría que estén barajando la posibilidad de prohibir los niños porque hacen bulla, las plantas porque traen insectos y claro, respirar dentro del ascensor porque se acaba el aire… Junto a eso un cartel en la acera de enfrente es una minucia…

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