La llaman «Doña Bárbara» pero bien podrían decirle «boquita de caramelo». Ha dado que hablar la peculiar forma que tiene la ahora entrenadora Natalia Málaga de arengar a sus pupilas. Palabritas que van, palabritas que vienen, las pantallas nos han mostrado a alguien que pierde el control y si eso es peligroso, más peligroso aún resulta el mensaje que trasuntan sus iras non santas y es que al parecer el peruano —y más aun, muy tristemente, la mujer peruana—, en el entrelineado, solo entiende con gritos, con maltrato... o sea, un trato que se les da a las fieras en circo clandestino.
Ahora, lo curioso es que muchos han dicho que es normal ese trato y que es así como se motiva a la gente, que muchos entrenadores lo hacen y que no hay por qué escandalizarse. Esa es la misma mentalidad que tienen los directores de centros de rehabilitación para echarles agua helada a los internos que luchan por abandonar su adicción o los soldados para agarrárselas a golpes contra los «perros». Si así funcionan las cosas, entonces el Perú no es Macondo, es una gran plantación de algodón.
Fuera de eso, no estaría de más que «Doña Bárbara» antes de traumatizar a esas chiquillas que le han dado a cargo, y por las cuales gana su sueldo, hiciera un poco de memoria y recordara que en las épocas de gloria del voley peruano ella no era la estrella y que lo fue cuando ya la selección no ganaba nada. Un poco de humildad, vamos y motivar no es igual a atemorizar.
Ahora, lo curioso es que muchos han dicho que es normal ese trato y que es así como se motiva a la gente, que muchos entrenadores lo hacen y que no hay por qué escandalizarse. Esa es la misma mentalidad que tienen los directores de centros de rehabilitación para echarles agua helada a los internos que luchan por abandonar su adicción o los soldados para agarrárselas a golpes contra los «perros». Si así funcionan las cosas, entonces el Perú no es Macondo, es una gran plantación de algodón.
Fuera de eso, no estaría de más que «Doña Bárbara» antes de traumatizar a esas chiquillas que le han dado a cargo, y por las cuales gana su sueldo, hiciera un poco de memoria y recordara que en las épocas de gloria del voley peruano ella no era la estrella y que lo fue cuando ya la selección no ganaba nada. Un poco de humildad, vamos y motivar no es igual a atemorizar.
Pensé que se trataba de la novela "Doña Bárbara" ups. Bueno la verdad es que me parece muy exagerado de su parte y se ve hasta un poco grotesco.
ResponderEliminarNo, bueno, así le dicen a la entrenadora. No tiene nada que ver con la novela (o quizá sí...)
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