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Y es que en Perú el respeto al otro es un soldado desconocido, porque es algo que se pretende enseñar sin éxito en las escuelas, pero que no corresponde al ámbito escolar, porque no crece en los árboles, sino que se aprende del trato de los padres, de padres irrespetuosos, hijos irrespetuosos. El viejo dicho “De tal palo tal astilla”, sigue tan vigente como al comienzo. Sí, la educación viene de casa. Su hijo, por mucho que usted le diga que debe respetar a la mujer no lo va a hacer si es que no ve que usted aplica ese respeto hacia su esposa y hacia otras mujeres.
Felizmente algunas personas sí se ponen de pie, y otras incluso reclaman cuando ven a un individuo sentado plácidamente mientras una anciana rebota contra los asientos. Empecemos una campaña de concientización, hagamos ponerse de pie a los zánganos que hacen del irrespeto una forma de vida “a la peruana”.
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