Es una verdadera vergüenza que en este país, no conformes con haber tenido que implementar por ley un lugar para que los ciudadanos tengan en consideración a las personas con discapacidad, ancianos, mujeres gestantes y con bebés en brazos, la Municipalidad de Lima —en un esfuerzo tan loable como vergonzoso por lo que en irrespeto al prójimo implica— haya tenido que imprimir afiches que dicen “Mírame estás en mi asiento” para lograr que los bípedos acémilas que tenemos por conciudadanos se pongan de pie a la vista de una persona con las características anteriormente mencionadas.
Y es que en Perú el respeto al otro es un soldado desconocido, porque es algo que se pretende enseñar sin éxito en las escuelas, pero que no corresponde al ámbito escolar, porque no crece en los árboles, sino que se aprende del trato de los padres, de padres irrespetuosos, hijos irrespetuosos. El viejo dicho “De tal palo tal astilla”, sigue tan vigente como al comienzo. Sí, la educación viene de casa. Su hijo, por mucho que usted le diga que debe respetar a la mujer no lo va a hacer si es que no ve que usted aplica ese respeto hacia su esposa y hacia otras mujeres.
Felizmente algunas personas sí se ponen de pie, y otras incluso reclaman cuando ven a un individuo sentado plácidamente mientras una anciana rebota contra los asientos. Empecemos una campaña de concientización, hagamos ponerse de pie a los zánganos que hacen del irrespeto una forma de vida “a la peruana”.
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