Tiene diez meses en el poder, no ha hecho casi nada, excepto salir a lucirse aquí y allá, sin embargo Barack Obama ha ganado el Premio Nobel de la Paz. Nadie en su sano juicio se explica cómo ha podido ganar el presidente de EE UU si no le encontramos lo pacifista por ningún lado.
El argumento para el otorgamiento del premio ha sido que se le da por sus esfuerzos extraordinarios para reforzar la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos, así como —especialmente— por su visión y trabajo en pro de un mundo sin armas nucleares… bla, bla, bla.
Nobel de la Paz. La academia sueca debe estar medio tronada del cerebro. ¿Qué ocurre en Pakistán y Afganistán? ¿Son realmente pacíficos los intentos de “ver” un mundo sin armas nucleares? Hace unos meses Barack Obama argumentaba —el 17 de agosto, para ser más precisos— que la de Afganistán es una guerra de necesidad. Pacifista, qué duda cabe.
Y, sobre el otro asunto, imaginamos que una voluntad de ver un mundo sin armas nucleares empezaría por no tener en EE UU dicho tipo de material bélico. ¿Qué diferencia a EE UU de Corea del Norte o de Venezuela? ¿Por qué sólo EE UU puede disponer de armas? Parece ser que esperan que siempre nos creamos el cuento del superhéroe que desde EE UU lucha por la paz mundial y que en esta historia de buenos y malos, todo el que no le rinda pleitesía al Tío Sam es, claro está, el malo. Así que no hay tal esfuerzo por el desarme, lo que quieren es simplemente mantener su hegemonía. De pacifista Obama quizá tenga algo, pero al final de cuentas nadie sabe, ni siquiera Throbjorn Jagland —secretario del Comité Nobel sueco— pues no tiene ni un año en el poder.
El argumento para el otorgamiento del premio ha sido que se le da por sus esfuerzos extraordinarios para reforzar la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos, así como —especialmente— por su visión y trabajo en pro de un mundo sin armas nucleares… bla, bla, bla.
Nobel de la Paz. La academia sueca debe estar medio tronada del cerebro. ¿Qué ocurre en Pakistán y Afganistán? ¿Son realmente pacíficos los intentos de “ver” un mundo sin armas nucleares? Hace unos meses Barack Obama argumentaba —el 17 de agosto, para ser más precisos— que la de Afganistán es una guerra de necesidad. Pacifista, qué duda cabe.
Y, sobre el otro asunto, imaginamos que una voluntad de ver un mundo sin armas nucleares empezaría por no tener en EE UU dicho tipo de material bélico. ¿Qué diferencia a EE UU de Corea del Norte o de Venezuela? ¿Por qué sólo EE UU puede disponer de armas? Parece ser que esperan que siempre nos creamos el cuento del superhéroe que desde EE UU lucha por la paz mundial y que en esta historia de buenos y malos, todo el que no le rinda pleitesía al Tío Sam es, claro está, el malo. Así que no hay tal esfuerzo por el desarme, lo que quieren es simplemente mantener su hegemonía. De pacifista Obama quizá tenga algo, pero al final de cuentas nadie sabe, ni siquiera Throbjorn Jagland —secretario del Comité Nobel sueco— pues no tiene ni un año en el poder.
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