Armamentismo sudamericano II

Y hoy lunes pensaba en aquella propuesta del gobierno peruano de enviar emisarios a hacer conocer la propuesta antiarmamentista del régimen de Alan García. Es claro que es una forma de decir fuera de las fronteras que somos un país pacifista —algo que siempre se nos ha dicho dentro de ellas— y es también una medida que busca evitar que el gasto en cuestiones militares sufra un crecimiento desmedido. Más allá de saber si acaso la gira obtendrá un resultado inmediato, es claro que no puede pasar desapercibida por la comunidad internacional, si bien parece tener un sentido más mediático —una suerte de slogan para presentar a nuestro país como un país respetuoso de los derechos internacionales, y no ese hipotético país que podría ser masacrado en el ejercicio militar “Salitre 2009”—, hay sin dudas un mensaje al Tribunal de La Haya. El problema es que el costo de los viajes de representación no es muy económico que se diga. Quisiéramos que, así como muestra buena voluntad, el gobierno se sincere y muestre la cifra de gastos que implicarán los viajes de los ministros.

De otro lado, está claro que no debemos perder la cabeza e intentar armarnos hasta los dientes, si hiciéramos eso se interrumpiría el desarrollo económico que tiene el país —que por poco que sea, es— y si pasa eso, entonces se habrían logrado los objetivo de otros que esperan que el Perú no crezca y pierda su rumbo económico —cosa que, so riesgo de hacerse el “hara kiri”, ocurrirá indefectiblemente de continuar el inmenso e inútil gasto militar en la región—, en ese contexto resulta muy útil todo intento por llamar la atención de la comunidad internacional hacia un cese en esta competencia completamente irracional, lo único que pedimos es transparencia en los gastos.

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