Imaginemos esto para empezar. El peor gobernante de la historia es capaz de postular a la reelección e increíblemente gana. Un ex presidente sale del país por la puerta falsa, cargado de maletas repletas de contenido desconocido, reniega de ser peruano, dice ser cuidadano japonés, vive como un príncipe con una fortuna de dudosa procedencia y encima su hija -el pago de cuyos estudios en el extranjero ha sido cuestionado seriamente por sospecharse que fue subvencionado con dinero del Estado, es decir de los ciudadanos como usted o como yo-, aparece como firme candidata a la Presidencia, y aun hay quienes lo consideran a él un héroe. El asesor de ese mismo ex presidente ostenta todos los crímenes habidos y por haber, tuvo el desparpajo de filmar sus actos de corrupción y hay quien desde una pantalla de televisión confiesa que lo admira. Otro ex presidente, que goza de una fama de disipado -por no decir dipsómano-, se rodeó de una serie de pirañitas y peseteros que siendo sus familiares solo le acarrearon problemas, fue denunciado para que firmara a una hija no reconocida y fue opacado por la figura de su prepotente esposa extranjera. Y ahora último una congresista es filmada diciéndoles perros a los policías y resulta que su asesor es un narco de primera línea.
Y podemos seguir, el líder de la organización paramilitar más temible que se ha visto por estos lares, que generó una guerra civil con un triste saldo de cerca de 70,000 muertos, escribe desde la prisión un libro cuya agotada primera edición es más buscada que aguja en un pajar -con lo que se puede transformar en un Dan Brown peruano-. Y por si esto fuera poco, sus seguidores preparan sus listas de candidatos a las elecciones que se avecinan.*
Una hija y su amante lesbiana son sospechosas de mandar asesinar a su propia madre, el hijo homosexual las denuncia. Aparecen personas de la "tercera identidad sexual" muertas y maniatadas, las cantantes vernaculares, como víctimas de una maldición gitana, van siendo eliminadas en accidentes fatídicos.
En televisión los programas culturales brillan por su ausencia o su falta de uso y, uno de los programas más vistos es el de una conductora que vive de hurgar en lo más bajo de las vidas de las personas, infidelidad, embriaguez y todo género de roñas son su liev motiv...
En el deporte, un domingo la selección de fútbol es humillada y obligada a revolcarse en el fango de la derrota, con lo cual debemos reconocer que sencillamente no existe un fútbol más obsoleto, lento e inútil, ni un equipo más malo que el peruano y a la semana siguiente los hinchas, en un incomprensible fanatismo, sufren por sus mediocres equipos en el paupérrimo campeonato local. Las voleibolistas -que antes ganaban-, critican la mediocridad de los futbolistas y ese mismo día pierden miserablemente.
Y podemos seguir, el líder de la organización paramilitar más temible que se ha visto por estos lares, que generó una guerra civil con un triste saldo de cerca de 70,000 muertos, escribe desde la prisión un libro cuya agotada primera edición es más buscada que aguja en un pajar -con lo que se puede transformar en un Dan Brown peruano-. Y por si esto fuera poco, sus seguidores preparan sus listas de candidatos a las elecciones que se avecinan.*
Una hija y su amante lesbiana son sospechosas de mandar asesinar a su propia madre, el hijo homosexual las denuncia. Aparecen personas de la "tercera identidad sexual" muertas y maniatadas, las cantantes vernaculares, como víctimas de una maldición gitana, van siendo eliminadas en accidentes fatídicos.
En televisión los programas culturales brillan por su ausencia o su falta de uso y, uno de los programas más vistos es el de una conductora que vive de hurgar en lo más bajo de las vidas de las personas, infidelidad, embriaguez y todo género de roñas son su liev motiv...
En el deporte, un domingo la selección de fútbol es humillada y obligada a revolcarse en el fango de la derrota, con lo cual debemos reconocer que sencillamente no existe un fútbol más obsoleto, lento e inútil, ni un equipo más malo que el peruano y a la semana siguiente los hinchas, en un incomprensible fanatismo, sufren por sus mediocres equipos en el paupérrimo campeonato local. Las voleibolistas -que antes ganaban-, critican la mediocridad de los futbolistas y ese mismo día pierden miserablemente.
Podría seguir enumerando ítems, pero ¿acaso tiene sentido?
El Perú es Macondo, me dijo alguna vez mi amigo César Marquez, pero la verdad es que el calificativo le queda chico a mi país y es que el Perú va más allá, el Perú es Kafkiano. Todo esto me hace recordar a una frase de otro amigo mío, Jorge Velásquez, quien solía decir que:
Así no juega Perú... Perú juega peor...
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*Por cierto, en el blog El Útero de Marita podemos encontrar una referencia a otra publicación de un revolucionario, Víctor Polay, reo líder del MRTA, quien con similar descaro presentó un libro que a su debido tiempo fue prologado y acogido con cariño por dos personajes del partido de gobierno actual, sí, los mismos que ahora se rasgan las vestiduras y revolotean en torno a un libro que como aquel, bien pudo pasar completamente desapercibido.
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