viernes, 12 de junio de 2009

Rápidos, estúpidos y... ¿furiosos? - piques en Javier Prado

Ya son varios días en los que salgo tarde del periódico. Llego a mi casa cerca de la una y media de la mañana porque hay problemas en la Amazonía y las noticias demoran más que de costumbre. A esa hora escucho motores ruidosos, son dos autos negros que cruzan la avenida Pershing a toda velocidad. Miro a los lados buscando un objeto contundente que lanzarles al parabrisas a esos hijitos de papá, cuando alcanzo a divisar una roca lo suficientemente grande ya ellos se alejan con dirección a la avenida Salaverry. Son una patética versión de ese bodrio cinematográfico llamado "Fast and furious".



Sencillamente resulta indignante que existan individuos como estos. Sus jibarizados cerebros no pueden entender que ponen en peligro a otros. Para ellos los otros sencillamente no deben existir, los problemas del friaje y la muerte de nativos ni siquiera ocupan un lugar en sus cráneos --decir cerebro sería demasiado temerario-- adormecidos por el cosumismo barato. Imagino que sus padres han de ser gente adinerada que les regalan el auto para que no molesten en casa.

Estos individuos que se dedican a hacer "carreras de piques" parecen no poder proyectarse más allá de sí mismos. ¿Creerán que son espectaculares? Probablemente sí, y probablemente no se han dado cuenta -ni lo harán- que cumplen un papel ridículo en el Tercer Mundo queriendo vivir como en las fantasías de unas películas completamente deleznables, que solo sirven para constreñir cerebros. La prueba son ellos mismos.

Me tienen harto esos estreptococos...

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