Hace no mucho me reuní con unos condiscípulos míos en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de Lima Perú (UNMSM o simplemente San Marcos). Conversar con ellos me hizo recordar que durante mi estadía en Ciencias Sociales, llegué a un punto que suelo llamar -a falta de un mejor nombre- "crisis de la verdad".
El problema en cuestión estaba referido a la imposibilidad de acceder a una verdad que no sea efímera -léase histórica, espacial y temporalmente- y por ello mismo, fatua.
Algún tiempo después, imbuído de las ideas de Foucault sobre la Episteme y las de Julia Kristeva en su concepto de 'interdiscursividad'. Empecé a pensar que lo necesario no sería pensar en la verdad como un universal, y ni siquiera pensar en la verdad como fin, sino en aquello que hace que una verdad sea tal. Si logramos reconocer eso, supongo que tendremos un punto de apoyo.
Concuerdo con la idea de heidegger quien dice que: Lo verdadero, ya sea una cosa verdadera o una proposición verdadera, es aquello que concuerda, lo concordante. Ser verdadero y verdad significan aquí concordar en un doble sentido: por un lado como concordancia de una cosa con lo que previamente se entiende por ella, y, por otro, como coincidencia de lo dicho en el enunciado con la cosa.*
En este punto, es para mí lógico acercar los conceptos de verdad de las ciencias sociales y el de verosimilitud de las artes, como la literatura. Es imposible imaginar un libro de historia que sea incongruente con lo que él mismo dice. Sin embargo la verosimilitud (esta verdad en sí misma no le basta) por que tiene un referente en alguna parte del mundo exterior.
Literatura y libertad
En la literatura en cambio, una novela como La guerra y la Paz -aún cuando trata un tema 'histórico'-, no debe tener una correspondencia con la realidad real, debe ser creíble o posible en un universo que es "endocéntrico", en la medida en que se crea en ella misma. En este sentido, es claro que la novela aparece como un ente independiente con un criterio de verdad que le es propio.
En la literatura en cambio, una novela como La guerra y la Paz -aún cuando trata un tema 'histórico'-, no debe tener una correspondencia con la realidad real, debe ser creíble o posible en un universo que es "endocéntrico", en la medida en que se crea en ella misma. En este sentido, es claro que la novela aparece como un ente independiente con un criterio de verdad que le es propio.
La oposición con las Ciencias Sociales, cuyo criterio de verdad depende de lo real, salta a la vista. La repercusión de las actividades económicas puestas en marcha por los Borbones en América, y la aparición de los movimientos nacionales -por inventar un ejemplo-, investigada por un historiador depende de las repercusiones ocurridas hacia el siglo XVIII, más que de lo que el historiador diga en su libro (aunque argumente magistralmente, el criterio de verdad siempre le será ajeno). Un novelista, en cambio, tiene que ser creíble y depender de la coherencia.
En este punto seguramente podrá decirse que esto es una exageración y que por ejemplo, si el novelista pusiera un motor eléctrico, su obra no tendría valor ya que en el mundo 'real' de aquel tiempo no existían tales artefactos, con lo que se hace evidente que hay una indudable correspondencia con la realidad.
Ante un argumento como este hay que volver a la idea de 'verdad' y diferenciarla de la idea de 'correspondencia'. La verdad es un postulado filosófico que incluye muy a grosso modo, aquello que forma parte de la esencia de un hecho tal. La correspondencia en una cuestión más de superficie que equivale a hacer una suerte de descripción de las cosas que se pueden decir de la observación de un fenómeno tal.
Si pusiéramos un ejemplo simple, Un novelista debería preocuparse de qué tipo de casas se habitaban en época de los borbones, qué comían, cómo vestían, mientras que el historiador iría a cosas de fondo como por ejemplo cómo repercute en la incipiente industria peruana la aplicación de las reformas borbónicas, En este terreno no se puede especular, se tiene que decir 'fue así' y punto. El novelista* solo -como si fuera poco- debe crear un mundo posible dentro de ese mundo y la inclusión del motor eléctrico, no solo le quitaría credibilidad, sino que sería una estupidez sin nombre.
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*Estoy refiriéndome solo al caso de un novelista haciendo una obra histórica. Esto en caso de La metamorfosis, es mucho más de coherencia interna.
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