martes, 29 de abril de 2008

Metal peruano... ¿satánico? ¿satanizado?

¿Lavado de cerebros?
Un metalero es -a los ojos del vulgo- un tipo vestido de negro que adora a Satanás y que de ser posible, cometerá asesinatos, suicidios y quizá hasta coma carne humana, ya que en mente de gente como el tipo que escribió el artículo de CARETAS (que antes de éste colgué), un metalero es ante todo, alguien que carece de principios y de voluntad propia, ya que la música está cargada de mensajes lavadores de cerebro que lo transforman en una suerte de muñeco budú de satán.

Dos ejemplos, de lo que dice el tipo:

CLAVES MUSICALES.- El suicida ahorcado con una cadena en Chimbote tenía un polo donde Marilyn Manson lucía una soga alrededor del cuello. Y Clímaco Basombrío, "el asesino del martillo", escuchaba Metallica. Estos finales violentos están asociados a la subcultura del rock satánico. Esos mismos factores explican que un suicida vinculado al mundo de la tabla hawaiiana se quite la vida frente al mar.

En primer lugar Marilyn Manson, ni es metal, ni se parece al metal verdadero, es solo un invento comercial que sale maquillado a hacer payasadas. En segundo lugar, Metallica no es por ningún lado "rock satánico". En el artículo en cuestión se muestra la portada del disco "Kill'em all" de Metallica, en el que sale un martillo (ver imagen) en clara y malintencionada asociación con Clímaco Basombrío.

Yo escucho ese mismo disco desde hace veinte años y no he matado a nadie, es más escucho bandas "extremas" como Cannibal Corpse, Morbid Angel, Mortem y Destruction y no he salido a comer carne humana ni a hacer misas negras en las que se sacrifiquen bebés. Conozco a montones de personas en la escena metal que escuchan lo mismo que yo y son gente inteligente que no comete crímenes como los que da por hecho Agurto.

Me pregunto cuántos de los asesinos en serie escuchan otros tantos tipos de música que no son metal.

Y me pregunto también si acaso Gastón Agurto se ha puesto a pensar que esta gente desequilibrada se ha identificado con música "subterránea", porque no era aceptada o porque -ya siendo desequilibrados- buscaban algo diferente de aquello en lo que se sentían anormales. Si esto fuera así, no tendría la culpa el metal de que algunos tipos potencialmente agresivos entren en sus filas, porque la culpa real la tendrían quienes le dieron la espalda a esos individuos y no el metal. Además, lo más probable es que si Clímaco hubiera escuchado salsa o a Vivaldi -por citar nombres al azar-, igual hubiera sido un asesino.

Pero bueno, cualquiera podría creer que estoy diciendo que los metaleros somos algo como niños buenos y los cantantes son semejantes a Los niños cantores de Viena. De hecho que existe un sector de metal satánico (que nada se parece al esperpento ese de Marilyn Manson) y no está hecho de gente que se tome eso a broma.

Metal satánico
Heredero del "rock de terror" creado por Black Sabbath -semejante al "cine de terror"-, el metal satánico es un género artístico. Que existen bandas o grupos de gentes que creen en eso y practican sacrificios humanos, puede ser. No lo sé a ciencia cierta.

En Perú, sin embargo, creo que el satanismo no es sino una postura de protesta perfectamente explicable más que un culto al demonio como ente sobrenatural. El demonio es, más bien, la personificación del lado represivo de la religión. Toda religión trae consigo premios y castigos. Durante mucho tiempo el cristianismo recalcó el lado del castigo -con las penas del infierno- más que los premios del cielo. Y quizá por ello mismo, nos han perseguido limitando libertades y viendo enemigos por doquier.

En este sentido, cantarle al demonio es burlarse del lado represivo, es hacer una inversión copernicana del panorama que se nos ofrece, porque ante todo somos una sociedad de costumbres netamente tradicionales. Y en cada afirmación de satanismo -o en cada burla anticlerical- lo que hay es una afirmación de valores tradicionales en ausencia, un juego de oposiciones que expresa disconformidad con los parámetros establecidos.

Empecemos por lo siguiente. Tengo la idea de que lo que de hace es invertir el mundo desmitificándolo de una manera "kafkiana"*, ya que si empezamos a vivir en el lado prohibido y desde él actuamos racionalmente, demostraremos que lo prohibitivo no es sino un formulismo aceptado por derecho consuetudinario y que -en algunas ocasiones- todo depende del cristal con que se mire.

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*Cuando digo que se puede invertir el mundo de una manera "kafkiana", me refiero a la forma kafkiana de trabajar los fantástico. Sí, Kafka a diferencia de toda ficción anterior a él, nos presenta un mundo "anormal" en el que un hombre se ha vuelto insecto y anula con ello la sorpresa. Lo extraño desaparece y hace que lleguemos a aceptar -como la misma familia de Gregorio Samsa- al hombre insecto.

2 comentarios:

  1. El problema aquí es que solemos generalizar los casos. Por ejemplo, si vemos varios casos donde en una familia todas son madres solteras, no puedo generaliar y decir que si yo soy madre soltera mi hija será lo mimo, pues cada uno es único y tiene su forma de pensar única. Lo mismo ocurre en este caso, hay muchos que escuchan cumbia y han asesinado a sus esposas y por ello no diré que todos los que escuchan cumbia matan a sus esposas, eso es algo ilógico, pero tal vez para el deductismo no. Bueno, creo que el hecho que escuches cierto tipo de música no significa que no tienes autonomía en ti mismo. Viejo caminante como siempre tu fan escribiendote y leyendo tus artículos, ya sabes quien soy, creo que soy la única que hago esto. Chica diesel.Posdata: Después de intentar varias veces peudo publicar comentario.

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