"A veces quisiera ser más vieja porque la juventud lleva en sí, la imperiosa, la implacable necesidad de relacionarlo todo con el amor."*
Empiezo a escribir, citando una
frase de la escritora mejicana Elena Poniatowska (México 1932), porque siempre
me ha resultado interesante el vínculo que hay entre la juventud y esa
tendencia a hacer de todo una tormenta, a maximizar cosas que vistas desde
fuera pueden resultar ponderables.
Ahora bien, según creo, este
arrebato juvenil deriva, no tanto del amor en sí, como sugiere el personaje
creado por Poniatowska —no es la intención de estas líneas criticar lo que allí
se afirma, esta es solo una disquisición derivada de la lectura—, sino que se
trata de la pasión, cuyo rostro más conocido es quizá el del amor de pareja.
Pero la pasión no es solo propia de
ese tipo de amor. La pasión juvenil, o mejor dicho, las pasiones juveniles son aquello
que hace que los jóvenes quieran cambiar el mundo y es lo que hace que actúen
sin meditarlo demasiado, impulsivo, se le llama. Algo interesante, que se puede
comprobar echándole una mirada a la historia, es que los jóvenes son
aprovechados muchas veces por el discurso vehemente de pensadores o ideas, que
no son jóvenes. Un ejemplo de esto es el nazismo hitleriano, en el que los
jóvenes abrazaban ciegamente la causa del führer**. Ya sé que se dirá que el
fenómeno fue extendido a la población alemana del Reich, sin embargo es sabido
el celo que profesaban las juventudes hitlerianas por su "credo".
Para bien o para mal, desde los
jóvenes nazis, pasando por los hippies pacifistas e incluso por los jóvenes
revolucionarios que acompañan toda intentona reformista en América Latina —aun
cuando en el ínterin se dediquen a teorizar—, la pasión es la que lleva de la
mano a las masas soñadoras, optimistas y bulliciosas.
Hay, o debería haber,
de ser cierto lo que creo, una muy estrecha relación entre pensador antiguo y
juventud, entre pensamiento y acción, en el equilibrio que puede surgir entre
aquellos que creen saber cómo se deben hacer las cosas y los que sin medir
demasiado las consecuencias para su propia integridad, las hacen por
vehemencia.
---
*Poniatowska tiene en su haber el premio Alfaguara (2001) y el Rómulo Gallegos (2007). Tiene además un espacio de opinión en Televisión. El fragmento corresponde al cuento intitulado "El recado".
*Poniatowska tiene en su haber el premio Alfaguara (2001) y el Rómulo Gallegos (2007). Tiene además un espacio de opinión en Televisión. El fragmento corresponde al cuento intitulado "El recado".
**De ahí, la foto que ilustra esto, con Hitler pasando revista a sus tropas en Berín (la última foto que se le tomó, dicho sea de paso)