Esta historia se relaciona con una experiencia
personal que tuve hace unos años, cuando acompañaba a la familia a la misa en la
iglesia San Antonio de Padua, y que se reafirmó con algo que me contó mi
hermano hace poco.
Por lo general hay algo curioso en las historias
de fantasmas, siempre fue un amigo el que lo vio, o el amigo de un amigo, o un
anónimo lejano el que vio al espectro, y uno se pregunta qué le pasaría si
tuviera esa experiencia.
Frontis de la iglesia, cortesía de su blog |
Mi experiencia es algo peculiar y no categórica,
eh. Para empezar, un día estaba yo a un lado de las filas de bancas, a la
izquierda, cuando un monje franciscano (todos los monjes son franciscanos ahí)
se detuvo junto a mí. La verdad es que lo vi con el rabillo del ojo, y como
suele vérseles por ahí, no le presté
atención. En cuestión de a lo mucho un segundo quise ver si era el monje era un
conocido mío, y para sorpresa no había nadie cerca de mí, el monje
sencillamente había desaparecido. La historia se presta, claro, a miles de
posibilidades, ilusión óptica, demencia temporal o lo que fuere, no lo niego.
El asunto fue que conversando luego con un buen amigo, que entonces asistía a dicha
iglesia, él me comentó que alguna gente ha tenido esa sensación de ver al monje.
Pero si la historia del monje es cuando menos
llamativa, me cuentan que hace poco uno de los músicos del coro vio allí mismo
en el templo, que estaba vacío, a un amigo suyo que esperaba con su guitarra.
Lo curioso es que el tipo de la guitarra ha fallecido hace dos años, por lo que
el que recién llegaba puso pies en polvorosa.
¿Leyendas urbanas?, ¿pura casualidad?, ¿ilusión
óptica? Quizá, si tiene dudas dese una vuelta por el templo de la avenida San Felipe
en Jesús María, de paso que oye misa, quizá descubre que el trasfondo detrás de
estas experiencias paranormales.