jueves, 5 de febrero de 2015

Piscinas portátiles y desperdicio de agua en "zonas periféricas" ¿No todos pueden tener piscinas?

La manzana de la discordia
Hace unos días la prensa local comunicó que sin tomar en cuenta que el agua escasea cada vez más, en Lima sistemáticamente y peligrosamente se está desperdiciando agua que todos consumimos. Hasta aquí el contenido básico de la nota, salvo por unas sutilezas, la modalidad de gasto de agua es a través de piscinas portátiles como la de la foto y en distritos “populares”. La pregunta entonces casi cae por su propio peso: ¿No tienen derecho todos los limeños a tener piscinas?

La pregunta, está claro, surge porque aunque desde hace mucho tiempo es normal que en distritos habitados por gente adinerada se usen piscinas, el grito en el cielo se pone por las piscinas de los pobres. ¿No hay acaso discriminación?

Distritos y desperdicio de agua
La verdad es que la nota, así presentada, se presta a suspicacias. La idea queda suelta, eh. Como sea, yo estuve buscando alguna información al respecto y noté que un factor no mencionado es que, mientras que en la mayoría de las piscinas portátiles (si hay alguna que lo permita en buena hora) son llenadas con manguera conectada a la red pública sin opción a ser reutilizada, en las otras, se diseñan sistemas de recirculación que hacen que el agua vaya y vuelva varias veces antes de pasar a riego de jardines (puesto que no van conectadas a la red de desagües generales). Eso no niega, sin embargo, que con el agua que se usa para llenar una piscina en La Molina, por citar un caso, también se use el equivalente a “quince días de consumo familiar en zonas periféricas”. ¿La periferia de dónde?, vaya uno a saber qué es lo central en la cabeza de los directivos de Sedapal, porque si es el Centro de Lima, hay mucha y muy variada periferia.