
Una de las cosas que dijo Vargas Llosa nos hizo recordar que aquel que lo acusó de no ser peruano luego se amparó en su nacionalidad japonesa para burlarse de las leyes peruanas y disfrutar de una vida de reyes… Vergüenza multiplicada por mil cuando el ganador del Premio Nobel dice que es peruano pudiendo decir que es español —con toda la justificación del caso, después de que el Perú le diera la espalda miserablemente, acusándolo de ateo, de español y de proponer el temible shock, entre otras cosas— y luego aquí todos quieren recibir un poco de gloria, aunque no hayan leído nada de su obra.
*En esa época la gente creía que ser japonés era sinónimo de ser trabajador.
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