
La pregunta que uno puede hacerse es qué habría pasado si el misil explotaba. Es de imaginarse que se hubieran disparado las especulaciones sobre un atentado, se estarían barajando nombres de posibles conspiradores, quizá se hablaría de intrigas internacionales, estaríamos ante las caerías de brujas propias de un ambiente electoral, pero multiplicadas por mil. A lo mejor las protestas en Arequipa quedaban de lado, el azúcar bajaba de precio y César Hildebrandt hacía las paces con El Comercio, uno no sabe qué puede haber pasado. Lo cierto es que, salvo los que estuvieron allí, quizá más de uno se lamente de qué no explotase el misil, como un niño frustrado que mira su cohete inofensivo tirado en la pista sin haber hecho ¡boom!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Exprésate